prólogo

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No se podía decir que se sintiera decepcionada o incluso asustada, como sospechan sus padres. Hace algunos días, su tío Lucas apareció trayendo consigo las últimas noticias y poco después de eso, ella se había encerrado en su habitación. 

El chelo sonaba aquella noche sin luna, como un interludio agónico y expectante, uno que quería morir y comenzar la verdadera melodía, pero que a la vez luchaba alargando su propia vida. Ella sabía que el final estaba cerca, lo sentía en su piel electrificada, en su corazón palpitante y en la sonrisa en su rostro. 

Tyler había escapado.

Demostró no solo ser un asesino serial medianamente competente, estaba convirtiéndose en un adversario digno. La había engañado, tenía que admitirlo:nunca sospechó de él. Por supuesto estaban sus propios errores y la ceguera ante la presunta culpabilidad de Xavier, pero él también había eliminado las sospechas en su contra: sus propias heridas hechas en la mansión, su demasiada normalidad, el apoyo que siempre había encontrado en él… y aunque le dolía decirlo, él le había ganado. 

Sabía que venía por ella y sabía que se acercaba por el rastro de sangre que dejaba a cada paso. Era emocionante, no podía negarlo.

La melodía subía de intensidad, cada vez más rápido, más fuerte. Llenaba cada oscuro rincón y ascendía con un llamado desesperado, ansioso, hasta culminar en una explosión sin igual.

Merlina dejó caer sus brazos y su pecho intentaba recuperar el aire perdido. Dejó caer su cabeza hacia atrás, saboreando las dispares sensaciones que recorrían su cuerpo.

-Veo que estás de un excelente humor, querida. -La voz de su madre a sus espaldas no la inmuto. 

-Podría decirse así. 

-Bien, recuerda que mañana será un día… largo.

-Estoy preparada. 

Morticia se marchó y hasta ese momento Merlina recuperó su postura, miró los árboles que se extendían frente a ella y se preguntó qué tan cerca estaría Tyler ahora. 

A muchos kilómetros de distancia, el chico caminaba por el bosque. Lo guiaba una chica que tan solo estaba unos pasos enfrente, no había nadie más, ni animales, ni monstruos…

-No podrán encontrarnos aquí - le dijo ella, mirándolo sobre su hombro. 

Tenía un largo cabello azabache que caía como cascada en su espalda y aquello era lo único que Tyler podía observar. Salieron al borde de un lago enorme, apenas se podía ver la otra orilla y las sombras del bosque impedían ver más allá.

-Es una lástima que no tengamos luna llena -comentó tomando la mano de Tyler entre las suyas.

-Mejor así -dijo Tyler -no hay hombres lobos. 

La chica rió y para él sonó molestamente ruidoso, pero se forzó en esbozar una sonrisa. 

-No te preocupes por eso, aquí no dejamos entrar excluidos -dijo con cierto orgullo. Se alejó unos pasos de él, comenzando a desempacar las cosas su mochila. 

-Qué curioso -dijo el chico con una macabra mueca.

Un segundo después su cuerpo se había transformado en el Hyde y un grito agudo cortó la quietud de la noche, sin embargo no había nadie que pudiera escuchar. 

El Psíquico #Wyler  Saga: Mundo Oscuro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora