1: En la mira

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Tyler despertó antes del amanecer. Tenía frío y sabía que la sensación viscosa en su cuerpo era sangre. Se obligó a abrir sus ojos y miró la piel pálida como la luna y el cabello negro de su victima.

Merlina - pensó por un segundo, sintió un extraño tirón en sus vísceras y luego el desprecio se dibujó en su rostro.

Se levantó asqueado con él, con la chica muerta y con Merlina a donde sea que estuviera. Miró sus manos llenas de sangre, recordó los gritos. Se llevó las manos a su rostro y una risa desesperada salió de su pecho.

¿Cómo era posible que unos meses atrás se arrepentía enormemente de su actitud con Xavier y los chicos de Nunca más, y ahora era un asesinó que ni siquiera se molestaba en saber el nombre de sus víctimas?

¿Realmente solo era un monstruo?

Miró nuevamente a la chica, era tan parecida a Merlina que incluso sentía un escalofrío.

Entró al lago, quitándose con esmero toda la sangre y después cavó un gran agujero cerca de la playa. Arrastró el cuerpo hasta ahí y desde lo alto miró la chica muerta. La siguiente debía ser Merlina Addams, terminaría con todo para bien o para mal. 

Tyler se cambió, revisó la mochila de la chica en busca de cualquier cosa que sirviera y después se marchó. Caminó por un sendero distinto, siempre andando hacia el sur. Los animales huían de él y se dio cuenta de lo realmente solo que estaba. Los normis lo rechazarían al saber su naturaleza, los excluidos también. No era más que una criatura solitaria, ¿también su madre había sentido así a pesar de tenerlo a él?

De repente, escuchó un ruido entre los árboles, se irguió a escudriñar entre las sombras.

-¿Quién está ahí?

Pero no encontró a nadie. Caminó hasta llegar a la carretera y siguió andando. No volvió al pueblo, sino que buscó una forma de seguir a uno nuevo. 

A eso se había reducido su vida: llegar e irse; matar y huir. Y con cada muerte una parte de Tyler moría y el Hyde se fortalecía.

-.-

El carro se detuvo frente a la plaza central del pueblo. Merlina miró como todos lucían tan felices con sus globos y dulces de feria. Aquella tarde el alcalde daría las palabras de apertura y premiará a las personalidades ilustres de aquel año.

Cuando su familia caminó hacia el estrado principal, el silencio comenzó a formarse y todos comenzaban a verlos.

-Fenómenos -escuchó que decía un chico de su antiguo colegio. Miró a Pericles encogerse de miedo y ella lo fulminó con la mirada.

Se sentaron en la mesa de honor y la incomodidad se extendió como fuego en todos los presentes.

-Cariño -dijo su madre, inclinándose hacia Merlina -Estoy orgullosa de ti, espero que no hayas planeado ningún tipo de sabotaje.

-Descuida madre, he estado muy ocupada. Solo deseo que esto termine ya.

-Te he visto en el invernadero, ¿Necesitas ayuda?

-¿Tuya o de tus chamanes?

Morticia sonrió al alcalde que pasaba junto a ellas y se recompuso en su asiento.

-Deberías confiar más en tu don, querida.

-Gracias por tu consejo, madre.

Mientras la ceremonia transcurría, Merlina miraba atentamente al público buscando un rostro conocido. Según sus suposiciones, debía encontrarse ya en el estado de New Jersey, sólo esperaba la próxima víctima para confirmar la ubicación. ¿Cuánto tardaría en llegar? ¿Un par de días? ¿Unas semanas? No tenía nada que la ayudara a tener una visión, realmente no había tenido ninguna desde que llegara a casa.

El Psíquico #Wyler  Saga: Mundo Oscuro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora