3: Hyde n' seek

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Mientras Merlina caminaba por las abarrotadas calles del pueblo, las personas se alejaban. Lo disfrutaba, por supuesto. Incluso fijó su vista en antiguos compañeros hasta que estos huyeron incómodos. Era algo que extrañaba en Nunca Más, tenía que admitirlo. Pero aquella tarde su misión no era torturar ingenuas almas adolescentes.

Regresó a la plaza donde obtuvo su reconocimiento y utilizando la fotografía de su celular, buscó el sitio exacto donde había sido tomada. Se agachó y rozó las baldosas. Dedos aprovechó para salir de su mochila y comenzó una búsqueda de cualquier artilugio que pudiera dirigirlos al sospechoso.

La chica caminó lentamente, con cuidado de no perder nada que pudiera conducirla a esa visión que tan desesperadamente necesitaba. Tal vez había pasado mucho tiempo, tendría que haberlo buscado de inmediato. Comenzó a caminar entre las graderías y observó un juguete en el suelo. De repente su cuerpo se puso rígido, sus ojos se fueron para atrás y ella cayó al suelo.

Se vio a sí misma al frente, él alcalde le entregó el reconocimiento con una sonrisa forzada y su yo del pasado miró a todos intensamente. Sus ojos oscuros se clavaron en las personas a su alrededor y una lenta sonrisa comenzó a dibujarse en su rostro. Vio alrededor como las personas comenzaban a removerse. El niño junto a ella se cayó y las personas comenzaron a moverse y ella rápidamente miró hacia donde debía estar el acosador

Merlina lo miró. Tenía una chaqueta de tweed y una gorra café, la cámara tapaba su rostro y cuando ella se acercó, él se giró mirándola directamente y disparó el flash. Merlina sintió como si una ola de calor consumiera su cuerpo y en un segundo fue expulsada de la visión. ¿Cómo era posible? ¿Cómo sabía que ella estaba ahí?

De repente estaba en el suelo, las personas comenzaban a acercarse y pedir una ambulancia. Merlina se levantó confusa, tomando a Dedos entre sus brazos, tan solo dio una paso al frente cuando su cuerpo entero se estremeció.

Tyler había llegado.

-.-

La noche anterior, Tyler había conseguido mucha información sobre la familia Addams. El grupo de adolescentes al que se unió, parecía muy dispuestos a contar todas las macabras bromas que la habían visto hacer y por supuesto todo lo que los pueblerinos también hacían. No le extrañaba, él había sido así antes.

Sin embargo, tan pronto como pudo, se esfumó del asfixiante abrazo de Crystal y se perdió entre la multitud. Se quedó en el pueblo, conociendolo, pensando en cual seria la mejor estrategia, manteniéndose lo más lejos posible de la casa Addams.

Así había llegado a aquella plaza. Se dejó caer en una banca y desenvolvió un emparedado. Una pequeña caricia en su pierna izquierda llamó su atención. Una gatita, anaranjada y regordeta, se frotaba contra él dejando salir un suave ronroneo. Tyler frunció sus cejas, desde que él Hyde había despertado los animales solían huir de él, incluso Elvis cuando podía notar que el monstruo luchaba por salir.

–¿Quieres un poco, uh?

Le dio un pequeño pedazo de pan y la gata rápidamente lo comió, tirándose al suelo y mostrando su anaranjada panza algodonosa. Tyler sonrió y la acarició. Un revuelo al otro lado de la calle, lo hizo alzar el rostro y verla.

La vio caer al suelo y supo de inmediato la razón. Tyler se levantó, apretó su mandíbula y cuando Merlina se levantó, lo miró directamente. Por un instante era como si solo ellos dos estuvieran ahí. Tyler dio un paso hacia adelante y ella retrocedió uno, antes de girarse y

salir huyendo entre las personas.

Tyler caminó de prisa tras ella, pero era un tarde de domingo en medio de la feria. El lugar estaba abarrotado. Las personas se cruzaban en su camino, en cambio huían del de Merlina, tal vez por el miedo que había cosechado en ellos.

El Psíquico #Wyler  Saga: Mundo Oscuro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora