2: Adelfa

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Era una tarde lluviosa cuando Tyler buscó refugio en una pequeña cafetería, muchas mesas estaban ocupadas y el ambiente era ciertamente animado. Todos parecían conocerse, como era normal en los pueblos pequeños.

Tyler se deslizó en silencio hasta una mesa en el fondo, intentando pasar desapercibido. Le dio la espalda a todas las personas y miró a través del vidrio a su derecha. Al otro lado de la carretera estaba una vieja gasolinera llena de camiones.

–¿Vas a ordenar algo?

–Un café y una cena –dijo, apenas alzando la vista hacia la chica que lo atendía.

–No eres de aquí, ¿cierto? –siguió hablando ella, mientras llenaba la taza frente a Tyler. –Me acordaría si te hubiera visto antes.

–No, solo estoy de paso –respondió con una sonrisa forzada.

En cuanto la chica se marchó, le dio un pequeño sorbo al café. Tal vez era por su gusto adquirido como barista, pero aquello estaba horrible.

"Eso es para aquellos que se odian a sí mismos..."

El recuerdo llegó como un susurró y Tyler no pudo evitar sonreír. Tenía que reconocer que la chica tenía sus momentos, por mucho que detestara otras cosas.

–¿Se puede saber qué es tan divertido?

Crystal, la camarera, deslizó el plato de comida por la mesa y lo miró con una sonrisa pícara. Tyler negó ligeramente.

–Una estupidez.

–Lastima. ¿Más café?

–¡No! –dijo rápidamente, apartando la taza. En el delantal de la chica, destacaba el peridico local, Tyler junto sus cejas y lo señaló. –¿Podrías prestármelo?

–Claro.

La chica volvió a marcharse cuando la llamaron de otra mesa. Tyler buscó rápidamente la página que señalaban en la portada y sus ojos devoraron el artículo. Una pequeña foto de Merlina se encontraba al pie de la nota, con su usual rigidez y su abrigo negro, pero en su rostro estoico parecía tener un ligero brillo de orgullo y satisfacción.

Había logrado publicar su primera novela, de misterio, por supuesto. Era llamada una futura y siniestra Agatha Christie. Hablaba muy poco de su excéntrica familia y nada sobre el colegio de excluidos Nunca Más, pero si mencionaba donde vivía y eso era lo que él quería. Sentía que la suerte al fin le sonreía.

–Es algo escalofriante, ¿no? –Crystal se sentó frente a él y Tyler apretó sus labios para contener su exasperación.

–No me lo parece.

–Iba a la secundaria con mi mejor amiga. Lanzó pirañas a la piscina, mientras el equipo de natación entrenaba.

Tyler bajó su rostro para ocultar su diversión y murmuró, fingiendo sorpresa.

–¡En serio! ¿Cómo puede andar suelta?

–No lo sé. Familia influyente supongo, tal vez solo esperan que mate a alguien realmente.

–Tal vez ya lo ha hecho –respondió lentamente.

–No me extrañaría.

Tyler clavó sus ojos en Crystal y le esbozó una media sonrisa.

–¿Queda lejos?

–A unos 50 kilometros creo... –Crystal se inclinó hacia él. –Pero estás de suerte, esta noche iremos al festival con unos amigos, puedo mostrarte la casa de los Freak, es casi como una atracción turística.

El Psíquico #Wyler  Saga: Mundo Oscuro 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora