XIV. Volver a casa

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Al llegar la hora de la cena, decidimos cenar con mis padres, así que les llamamos diciendo que los veíamos en el lobby en media hora para ir a cenar.

Llegada la hora, los cuatro nos encontramos en el lobby y fuimos a un pequeño restaurante cerca del hotel.

Estábamos riendo y pasándola bien, hasta que...

-Lilian, me acompañas, por favor- pidió mi madre y yo me levanté de mi asiento; no sin antes darle una mirada confusa a mi papá y a mi hermano, los cuales estaban igual de sorprendidos que yo.

-Pulga, ¿Estás bien?- me preguntó Ferran cuando volvíamos al hotel.

-¿mhm?... si, sí, todo bien- traté de sonreír. 

-¿Segura?

-Hablamos luego, Ferri, por favor- dije al llegar al hotel para irme a mi habitación.

-Hola, ¿Por qué no bajaste a la cena?- preguntó Sira entrando a la habitación luego de un rato.

-Lo siento, estaba arreglando mi maleta, además cené con mis padres y Ferran- contesté. 

-¿Estás bien? Te noto algo rara.

-Si, todo está bien, no te preocupes- dije para meterme dentro de las cobijas dispuesta a dormir -Buenas noches, Sira, descansa-

-Igual Lili- dijo no muy convencida.

A la mañana bajamos a desayunar todos juntos, ya que después del desayuno, debíamos irnos al aeropuerto para volver a casa.

-Hola Torres.

-Hola Eric- saludé.

-¿Qué tienes?- me preguntó preocupado.

-Nada, todo está bien- dije sonriendo.

-Eso es mentira, dilo ya, anda- pidió.

-Que no tengo nada, estoy bien- traté de tranquilizar la situación, no quería un interrogatorio.

Durante el desayuno estuve muy ausente, mi mente simplemente repetía una y otra vez la platica que tuve con mamá ayer.

Cuando terminamos de desayunar, subimos a por nuestras cosas a las habitaciones para irnos.

-Cuidala- pidió mi papá a Ferran cuando nos despedimos, ya que su vuelo salía por la tarde y ellos se iban directo a Valencia.

-Sabes que sí- contestó mi hermano.

-Adiós pá- dije dándole un abrazo.

-Adiós mi niña- dijo abrazándome más fuerte y besando mi cabeza.

-Madre- hablé seca.

-Lilian- respondió de la misma forma -No olvides lo que hablamos ayer- dijo.

-¿Cómo podría?- ironice y cogí mi maleta con Ferran y mi padre mirándonos expectantes.

Luego que Ferran se despidiera de mis padres, nos montamos en el bus que nos llevaría al aeropuerto. 

-¿Qué fue eso?- preguntó mi hermano en el bus. 

-Te cuento luego- dije suspirando -¿Te puedo pedir un favor, Ferri?

-Claro pulga, dime.

-¿Puedo sentarme contigo en el avión?- pedí.

-Claro, no hay problema- dijo y me abrazó contra él. 

Al llegar al aeropuerto, nos dirigieron a una sala exclusiva donde debíamos esperar nuestro vuelo.

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