𝐑𝐄𝐃

XXXII. HIJOS

LILI:

-¡VAMOSS!- celebré cuando el partido terminó con el marcador a nuestro favor.

-¡Enhora buena Pablito!- dije abrazando a mi novio en la cancha antes de que entrara al vestidor.

-Gracias linda- besó mi frente antes de bajar por el túnel.

Sara y yo volvimos al hotel juntas y decidimos meternos un rato a la piscina.

Le mandé un mensaje a Pablo diciéndole donde estaríamos, a lo que me respondió que nos alcanzaban en cuanto llegaran.

PABLO:

Las chicas están en la piscina- dije a mí amigo al salir de vestidores.

-Lo sé, le he dicho a Sara que ahí las alcanzamos- respondió y yo asentí dándole la razón.

Subimos al bus que nos llevaría a toda la selección devuelta al hotel y nada más llegar, Laporte y yo nos dirigimos a nuestras habitaciones a cambiarnos para bajar con nuestras chicas.

-Hola- dijimos Aymeric y yo al unísono al llegar.

-Hola- contestaron de igual forma.

Luego de acercarme a besar a mi novia, me senté en una tumbona y Laporte hizo lo mismo.

Estuvimos hablando un buen rato, pero por momentos yo solo podía notar el trato de mi novia con el pequeño y no pude evitar pensar que sería una gran madre algún día.

A ver, que se que es un poco precipitado, pero simplemente no pude evitarlo.

Finalmente decidimos meternos a la piscina con ellas.

Aymeric tenía ahora en brazos a su hijo mientras este jugaba con su madre, Lili por su parte estaba recargada en mi pecho y yo la abrazaba por la cintura mientras hablábamos con nuestros amigos.

-Creo que alguien ya tiene sueño- dijo mi novia jugando con el dedo del niño, el cual estaba bostezando desde hace ya un rato.

Sara y Aymeric no tardaron en irse por su hijo, y nosotros les seguimos; hoy había sido un largo día y debíamos descansar.

-¿Qué te pareció el partido?- cuestione a mi novia cuando salió del baño.

-Estuvo increíble, ahora vamos a por la final- contestó sentándose en la cama.

No tardé mucho en abrazarla y que ella apoyara su cabeza en mi pecho como ya era costumbre.

-Linda...- susurré. No sabía si ya estaba dormida, puesto que no acostamos hace ya un rato y estaba acariciando su espalda. Pero había una pregunta que no me dejaba conciliar el sueño.

-¿Mhm?- preguntó algo adormilada.

-Nada, lo siento, vuelve a dormir- me disculpé.

-¿Seguro? Puedes decirme lo que quieras- me animó.

-¿Te gustaría tener hijos?- solté cómo si nada.

-¿Ahora?- cuestionó. Era claro que mi pregunta la había tomado por sorpresa.

-No exactamente ahora, me refiero a, en un futuro.

-La verdad que no me lo había cuestionado, pero, supongo que sí me gustaría ser madre- respondió y yo no pude evitar sonreír de oreja a oreja -¿A ti? ¿Te gustaría ser papá, algún día?-

-Si es contigo sí- contesté sincero y a pesar de no verla directamente a la cara, sabía que sonreía al igual que yo.

Al día siguiente, las chicas decidieron acompañarnos al entrenamiento con la selección, ellas estaban en las gradas conversando mientras nosotros estábamos en la cancha.