XX. Encerrados

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-¿Me vas a invitar a pasar o debo quedarme aquí hasta el próximo año?- habló.

-L-lo siento, creí que llegarías más tarde. Pasa- dije haciéndome a un lado.

-Tu hermano me ha pedido llegar antes, es todo- explicó y yo asentí. 

Esto va a ser muy incómodo, pensé.

Ambos nos dirigimos a la cocina, donde se encontraba mi hermano.

-¡Gavi, hermano! ¡Gracias por llegar antes y perdón por pedírtelo!- habló Ferran.

-Descuida, ¿en qué os ayudo?- preguntó amablemente.

-¡Oh, si! Lili, ¿puedes ir a buscar las copas a la bodega, por favor?- dijo mi hermano y yo asentí.

Salí de la cocina dejando a ambos solos.

¿Por qué le habrá pedido venir antes si se supone ya está todo listo? Me cuestione mientras iba a la bodega.

-¡No las encuentro!- grité una vez dentro de ésta, Ferran tenía demasiadas cajas por todos lados.

-Ha dicho que están arriba del mueble- escuché su voz detrás de mí, provocándome un pequeño brinco y una risita por su parte.

Pablo cerró la puerta para buscar mejor las copas, ya que el mueble se encontraba detrás de ésta.

-No hay nada, aquí no hay ninguna copa- dijo mirándome.

-Déjame a mi- dije agachandome para buscar mejor. Tal vez podrian estar dentro del mueble -Pues efectivamente, aquí no hay nada- volví a hablar levantándome del suelo.

-¿Qué pasa?- pregunté al ver que Pablo no abrió la puerta.

-No abre- dijo simple.

-Déjame intentar, que la cosa esta tiene su truco- dije girando la manija -Hijo de puta- susurré al darme cuenta -Estamos encerrados- le dije a Pablo.

-¿Qué? ¿Cómo qué encerrados?

-La puerta tiene llave por fuera, por lo que no podemos abrir desde aquí, Ferran nos ha encerrado- le expliqué mientras me sentaba en el suelo y ambos suspiramos.

La habitación se llenó de un silencio demasiado incómodo.

El gilipollas de mi hermano nos ha encerrado; sé por qué lo hizo, pero no va a funcionar, no voy a hacer o decir nada, así que simplemente esperaré que se digne en abrirnos para poder golpearlo.

No puede dejarnos aquí para siempre ¿o si? 

El silencio estaba matandome, era muy incómodo, solo se escuchaban nuestras respiraciones.

-Perdón- solté de golpe para cortar el silencio.

-¿Perdón?

-Por ser una hija de puta contigo, por no decirte que me iba a ir, por ignorante, por no contestar tus llamdas ni mensajes, por mi actitud estos días, por todo en general, lo siento en verdad...- me sincere.

-No debes disculparte, está todo bien.

-No es verdad, nada está bien y ambos lo sabemos- le dije.

-Lili, en verdad, no debes disculparte, tranquila- dijo sentándose a mi lado.

-Si que debo, y más después de lo que hiciste...- dije mirándolo -Ferran me ha dicho que fue tu idea hacer mi cambio, gracias por eso; ya no me iré, mis padres han aceptado la idea de quedarme a estudiar en Barcelona, así que gracias Pablo.

-No tienes nada que agradecer, me alegro que te quedes- dijo tranquilo y ambos sonreímos.

-¿Puedo preguntar por qué lo hiciste? ¿Por qué buscaste la forma para que me quedara?- dije después de un tiempo, quería saber la razón del porqué lo hizo.

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