XXXI. Sorpresa

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-¿Vendrás conmigo?- me preguntó mi novio.

-No puedo, Xavi necesita que haga unas cosas en el club, lo siento- me disculpé.

Este fin de semana era la semifinal de la Liga de Naciones con la selección, y si todo salía bien, España iría a la final; Pablo estaba arreglando su maleta para ir a la concentración por la mañana;  hace ya unas dos semanas que se había mudado conmigo y todo iba muy bien hasta ahora.

-Esta bien, descuida, igual sé que verás el partido ¿verdad?- preguntó.

-Claro que lo veré, no me lo pienso perder- dije acercándome a él y juntando nuestros labios en un beso -Ahora vamos a cenar, que debes levantarte temprano- hablé mientras salía de la habitación.

-Pablito, tienes una mancha.

-¿Dónde?

-Aquí- dije manchando su nariz con la mezcla que teníamos en el tazón para luego correr.

-Ven aquí- dijo corriendo tras de mí.

Finalmente me atrapó detrás de la barra de la cocina y manchó mi nariz, como yo hice con la suya.

Luego de cenar y recoger la cocina, nos dirigimos al dormitorio para descansar.

-Siento mucho no poder ir- dije mientras me metía en las cobijas.

-Tranquila, linda, lo entiendo- dijo imitando mi acción -Ven aquí, anda- habló mientras extendía su brazo. Esa era mi señal para acercarme a él y colocar mi cabeza en su pecho.

Nos quedamos dormidos en cuestión de segundos, yo con mi cabeza y mi mano apoyados en su pecho y él abrazándome por la cintura.

-Arriba corazón, el desayuno ya está listo- dije moviéndolo levemente para despertarlo, pero ni se inmutó.

A Pablo le podría pasar un tractor encima y él como si nada, tiene el sueño muy pesado.

Recordé la vez que me despertó en Doha con agua, así que me dirigí al baño y rocié su cara, provocando que despertara.

-Buenos días, bella durmiente- hablé en cuanto abrió los ojos y aparecí en su campo de visión.

-Pero q-

-Arriba que tienes que desayunar, ducharte y cambiarte para ir al aeropuerto, antes de las 9 de la mañana- le dije.

-¿Qué hora es?- preguntó.

-Las 8- mentí, eran las 7:30 a.m

-¡¿QUÉ?! Es tarde- dijo levantándose de golpe de la cama pero se detuvo en cuanto solté una carcajada que no pude evitar -Odio que hagas eso- me miró mal.

-Perdón, pero si no lo hago, no te levantas y lo sabes- asintió dándome la razón.

Nos dirigimos a la cocina a desayunar lo que había hecho, al terminar Pablo se fue a duchar mientras yo recogía las cosas.

-Bien linda, debo irme- dijo saliendo de la habitación.

-Lo sé- me acerqué a él -Voy a extrañarte- le dije.

-Y yo a ti, mucho.

Estuvimos abrazados unos segundos hasta que tocaron la puerta del apartamento, su chófer lo iba a llevar al aeropuerto. 

-Ahora voy- dijo Pablo a su chófer, dándole su maleta y él asintió llevándose la maleta al auto.

-Adiós Lili, te quiero- volvió a abrazarme.

-Te veo pronto Pablito- le sonreí.

Nos dimos un último beso y él salió por la puerta.

Pablo me escribió al llegar al aeropuerto y cuando estaba por abordar, me llamó cuando aterrizó y cuando ya estaba con la selección. 

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