XXX. Mudate conmigo

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-¿Cómo les fue?- preguntó mi hermano cuando cruzamos la puerta.

-Bien, vimos un par de apartamentos- contesté.

-¿Un par? Cariño, vimos más de 12 apartamentos- intervino Pablo.

-Son pocos- dije.

-¿Cómo qué pocos? En el tercero estaba muriendo- habló Pablo.

-Y eso, damas y caballeros, es acompañar a Lilian Torres a comprar cosas- dijo Ferran riendo mientras aplaudía -Al menos no te hizo regresar una y otra vez al mismo- continuo.

-¿Cómo qué volver?

-Tu novia tiene la manía de si le gusta una de las primeras opciones, aún así irá a ver 15 más, sin embargo volverá una y otra vez a la que más le gustó; en vez de quedarse con ella desde el inicio- respondió mi hermano.

-Que cabrón, no era necesario que me funaras- dije provocando las risa de ambos.

•••

-Es raro levantarme y que no estés ahí- dijo Ferran apoyado en la barra.

Hace tres semanas que me he mudado de la casa de mi hermano, ahora estoy viviendo en un departamento, es céntrico, me queda cerca la Ciutat Esportiva, la universidad, la casa de Ferran y la de Pablo ¿qué más podía pedir?

Pablo y Ferran me ayudaron al momento de la mudanza, a pesar de que eran cajas no muy grandes de ropa, decoraciones, muebles pequeños y ese tipo de cosas, no me dejaron hacer mucho ya que existía la posibilidad de una lesión en muñeca y "no querían arriesgarse".

-Pero si vivías solo antes de que yo llegara- contesté.

-Lo sé, es solo que me acostumbré a tenerte en casa y que ahora ya no estés es raro- dijo con una mueca -Por cierto, ¿Dónde está Pablo? Ese chaval parece que no tiene casa, se la pasa aquí- cambió de tema y yo reí.

Es cierto, Pablo se la pasaba más en mi casa que en la suya.

•••

-¡Wow! Te ves ¡wow!- fue lo primero que oí al abrir la puerta de mi casa.

Pablo y yo cumplimos 5 meses hoy y ha venido por mí para ir a comer juntos.

Reí -Gracias Pablito, tu también te ves ¡wow!- lo imite y ahora él rió.

-¿Nos vamos?- preguntó y yo asentí, extendió su brazo y entralace el mío con el suyo, cerré mi casa y nos dirigimos a su auto; ahí abrió la puerta para mí y su chófer condujo.

Al bajar del auto, Pablo le dijo algo a su chófer y luego emprendimos camino hacia dentro del restaurante mientras el auto desaparecía de mi vista.

Como ya habíamos reservado, dimos nuestros nombres y nos llevaron a nuestra mesa, la cual se encontraba en la terraza del lugar. No tardó mucho en llegar un mesero a atendernos.

Luego de ordenar nuestra comida y bebida, estuvimos hablando mientras esperábamos.

-Ya voy a sacar el carnet de conducir- me dijo.

-¿En serio?

-Si, creo que ya es momento.

-Hombre, creí que ibas a jubilarte y tu aún sin carnet- bromee y el rió.

No tardó mucho en llegar nuestra orden y comenzamos a comer.

-¿Quieres probar?- pregunté a mi novio al ver cómo veía mi plato de comida y el asintió entusiasmado.

-¡No se vale! El tuyo está mejor que el mío- dijo haciendo puchero.

-No te gustó ¿cierto?- pregunté aún sabiendo la respuesta. Él negó tal y como lo imaginé -Dame tu plato- dije.

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