CAPÍTULO 2

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KIM DAN

Después de casi matarse por huir de aquella extraña situación, el omega llegó a su "casa". Si es que se le podría llamar así a aquel lugar, pues cualquiera que vea el pequeño y desgastado departamento por el pasar de los años, ya no tenía la fachada buena. El techo tenía múltiples agujeros, cada vez que llovía el olor a humedad era palpable en el ambiente, las paredes tenían grandes cantidades de moho. El suelo estaba en pésimas condiciones, pero aún así aquel omega no podía permitirse ni quería desalojar el lugar, había vivido demasiados buenos momentos ahí con su abuela.

Ella era la única familia que tenía, pues al nacer su padre omega había muerto. Y ni nombrar a su padre alfa, pues no sabía muy bien la historia, pero a ese hombre jamás lo había visto. Supuso el había abandonado a su papá y el resto ya saben como había sido su vida, sin padre, sin papá, solo contando con la ayuda de su abuela que por querer darle un buen estudio y lo básico que un niño podría necesitar tuvo que trabajar duro pesé a su edad. Y sumándole a eso que hace unos años un grupo de prestamistas los amenazó para les paguen la deuda que tenía su padre porque el se había dado a la fuga como siempre.

- Dios, estoy tan harto de todo esto. -

Dijo el omega, mientras se recostaba en aquel viejo futón que estaba en medio del pequeño departamento. Estaba cansado, y estresado, pues ya casi era la fecha en la que los prestamistas vendrían a querer cobrar su dinero y no tenía como pagar la cuota. Había ido hace un par de días al hospital donde se encontraba su abuela para visitarla y ver si había mejoras, pero el doctor le dijo que no estaba resultando el tratamiento.

Más sin embargo, le había comentado que había una posibilidad con otro nuevo medicamento, solo que este es mucho más costoso que los otros que han probado en su abuela.

Como buen nieto, no iba rendirse con ella, así que dió un abono para aquel nuevo remedio de casi todo su sueldo. Pues le pagaban unos 2.000 dólares simplemente por ser el fisioterapeuta de JaeKyung, pero este nuevo tratamiento costaba alrededor de 5.000 dólares. Aún le faltaban 3.000 sin contar la cuota de este mes para los prestamistas que era de 4.000 dólares.

Estaba inmerso en sus pensamientos que no escucho la llamada de JaeKyung sino hasta que este ya iba a colgar por tercera vez.

- ¿Diga?... - Apenas alcancé a responder su llamada. - ¿Sr. Joo? - Volví a preguntar, pues éste no respondió sino hasta un minuto más tarde.

- Hey... ¿Estás ocupado...? - Lo escuché decir, pero se oiga un poco agitado. - Ven a mi casa, tengo un poco de dolor y quiero un masaje.

- Sr. Joo, son las 8PM no creo que esto esté dentro de mis horas laborales. Pero si de verdad necesita tratamiento podría hacer una excepción. - Di una pausa al no obtener respuesta por parte de él. - Muy bien, mándeme su ubicación, estaré allí en un momento. - Di un suspiro largo.

- Te espero. - Sin más oí como colgó la llamada y recibí de inmediato su ubicación. Tal vez de verdad le dolía alguna extremidad, para que me llamará a estas horas.

El omega, después de pensarlo un poco se ánimo. Estaba feliz porque tal vez si hacía un buen trabajo JaeKyung iba a darle un bono, o quizá también le pagaría otro extra por trabajar fuera del horario previamente establecido de 8AM a 4PM.

Media hora después, ya estaba en el lobby de aquel lujoso lugar. El alfa vivía en uno de los condominios más caros y ostentosos de Seúl. Dan entró al ascensor y pulsó el botón dorado, pues el alfa le había dicho que ese era el piso en el que se encontraba su casa. Al salir observó que simplemente había una puerta en aquel piso, que parecía ser el último de aquel lugar, esto le dió un poco de asombro y envidia, pues era la primera vez en su vida que había estado en un lugar como éste.

- Sr. Joo... - Dije luego de tocar el timbre que estaba a un lado de la puerta. Iba a volver a tocar el timbre, pero enseguida vi como se abría la puerta y salía un JaeKyung en toalla de baño. - Ho...la. - Me sonroje mientras desviaba la mirada hacia todos los lugares menos hacia el cuerpo a medio cubrir de la persona frente a mí.

El alfa al ver como se sonrojaba el beta sonrió satisfecho, era justamente esa la reacción que él esperaba. Su plan era  tener sexo con el beta esta noche sí o sí.

- Pasa. - Lo escuche decir y ver como daba media vuelta para adentrarse en aquel gran lugar. - Sígueme. - Ordenó, y no tuve más remedio que tratar de calmarme para dejar de estar avergonzado frente a JaeKyung.

- Vaya, es una casa muy elegante y grande. - Murmure sin pensarlo mucho mientras seguía distraidamente a JaeKyung.

- Bueno, no es lo único grande aquí. - Lo escuché decir mientras me miraba juguetonamente. Lo miré con cara de confusión pues no tenía idea de a qué se refería al decir eso.

- Ah, claro. - Murmure y me dediqué a seguir sus pasos rápidamente, pues él ya había subido las escaleras y se dirigía a la primera puerta que estaba en el segundo piso. -

- Está es mi habitación, puedes dejar tu cosas en aquel sofá. - Dijo señalando detrás de mí, di media vuelta y coloqué mi maleta allí, para comenzar a sacar el aceite y una toalla.

- ¿Qué estás haciendo? ¿Por qué estás sacando eso? - Me miró con el entre cejo fruncido y los brazos cruzados sobre su pecho.

- Estoy preparando lo necesario para darle un masaje en el lugar donde le dolía... - Dije mirándolo seriamente. - Usted me llamó porque le dolía un músculo. -

- Eso no es verdad, Dan. Yo te dije que algo me dolía, pero no dije qué era. -

El alfa comenzó a caminar a pasos lentos como si estuviera cazando a su presa, recorriendolo con la mirada de pies a cabeza. El omega se tenso, ya que, desde que entró a la casa de JaeKyung había tenido un mal presentimiento, tal vez solo tal vez debió haber rechazado la solicitud del alfa.

El omega comenzó a sentirse más extraño con el pasar de los minutos, ni él y el alfa habían dejado de moverse cuando el ambiente cambió por uno más intenso.

Sí, el "beta" ya no podría seguir con vida como normalmente hubiera querido. Su despertar había comenzado desde el momento en el que entró y se expuso a las potentes feromonas olor a chocolate amargo del alfa dominante.

- No... no se acerqué. Por favor, JaeKyung... - Dije con apenas un hilo de voz, siento que me estoy asfixiando. Debo salir de aquí, no puedo dejar que se me acerqué. Sollocé.

- Tú... ¿No eras un beta? - Murmuró el alfa, mientras retrocedía un par de pasos y trataba de controlarse.

El olor a omega estaba volviéndolo loco, sus feromonas olían exquisito, era un aroma de fresas muy sutil pero dulzón a la vez. Aunque era el olor de un recesivo, al ser un alfa dominante tenía el sentido del olfato mucho más desarrollado que cualquier beta o alfa común. Así que estaba viéndose muy afectado por las feromonas que exudaba el pequeño cuerpo frente a él.




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Sí, que ya cojan, gracias. Ya quiero que nazcan sus hijos, para ver a quién se parecen más, si a su papá o su padre. Aunque de ley van a salir hermosos, nomamen ya quisiera yo ser uno de sus bebés.
Money, money, money... nahanhanh no sé inglés.


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No Soy Un Beta #1 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora