Cap.86

751 42 15
                                    

Gemelos Moore

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Gemelos Moore.

Aradia

Fue una noche exaustiba, la sangre no se quitaba de mí rostro y mucho menos de mí cabello. Era una tarea irritable tallar mis manos al quitarle el tinte rojo que se perpetuo en ellas.

Los baños no eran cómodos, ninguno de ellos y habían miles aquí. Extrañaba mí mansión a cada nada pero debía quedarme con Mason ya que desde que desaparecimos por un momento con su padre no ha dejado que ninguno de los dos se mueva de su lado.

Samael también se comportaba extraño, no de la manera tosca, si no que era cuidadoso en todo. No me permitió ver del todo los honores de los mercenarios hacia Omer, me obligó a comer vegetales y ahora mismo me mantiene cerca de él sujetando mí mano al descansar por un momento.

Fue extraña y sorprendente la manera en la que recibió a nuestro bebé, creí que el no lo querría. Que se enojaría pero solo me suplico que lo tengamos juntos y ahora no para de pedirme que me quedé a su lado.

Acordé con el no decírselo a los niños hasta que la condición de Masón mejore, no necesito que se preocupe o tenga otros sentimientos hacia el bebé.

Se que ambos no lo tomarán bien, son los niños mimados y eso no cambiará pero conozco a mis hijos. Laia no dejara en paz a Samael por lo tanto Masón se pondrá territorial al saber que es un niño.

—Piensas demaciado, hasta aquí logro percibir esa guerra en tu mente.—Entre abre los ojos llevándome contra su pecho en un solo movimiento.

—¿Cómo crees que se lo tomen?.—Recargo mí cabeza contra él y oigo su corazón latir con rapidez.

—Laia tal vez quiera arrancarme los ojos, Masón solo se pondrá de llorón contigo como todos los días de nuestras vidas.

Prácticamente resumió lo que pensaba.

—¿Deberíamos pensar en un nombre? O se lo dejamos a los niños.—Me sentía abrumada en pocos segundos.

Quería mantener todo en orden, deseaba obtener cada cosa intentando tranquilizar mí mente pero no es así, mí ansiedad me llenaba de inseguridades.

<<Quería todo, yo deseaba hacer todo y más.>>

—Tienes que hacerte esa cosa y luego veremos.—Responde al tomar un mechón de mí cabello y jugar con él.

—¿Que cosa?.—Le observo el rostro intentando comprender a qué se refiere.

—Lo que te deja ver al parásito, te desnudan y luego aparece en un monitor de esos.—Señala la pantalla que dice las pulsaciones de Masón.

—Eres un animal, primero que nada no me desnudan y segundo no le digas parásito al bebé.

Rueda los ojos al oírme y le pegó en el pecho viendo que no se retracta de haberle dicho parásito.

Duvessa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora