Cap.95

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Mi hijo de orbes verdes

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Mi hijo de orbes verdes

Aradia

Esperaba ansiosa por volver a la mansión, pronto me darán de alta y podría salir, quería ver a mí padre como también a mis amigas además de mis otros bebes, quería llenarlos de besos y consentirlos demasiado.

Samael les prohibió las visitas luego de haber despertado, según el "es por mí bien" una clara mentira ya que me quería solo para el mismo. Además de no querer que supiera por otras personas lo que verdaderamente paso el dia de la muerte de Camil.

Las noticias volaban como las aves revolotean en el cielo y muy pronto se supo sobre su muerte, también sobre el descenso de dos mujeres Black mas un yerno que segun tenia entendido ellos habían sido asesinados.

Mí móvil estaba saturado de esas noticias y la televisión también, aunque el bochornoso semblante del nuevo Coronel y el Capitán taparon ese reportaje al dejarse ver desnudos en la entrada de la central con una marca peculiar en sus traseros.

—¿Que tanto ves?.—Inquirio arrebatándome el aparato de las manos.

Torció los ojos al ver el reportaje, se quedó en silencio y tomo su móvil llamando a nosé quien.

Me quedé en silencio esperando que me lo devuelva pero no fue así, se paseo por toda la habitación hablando con otra persona que no me dejaba distinguir su voz pero parecía importante.

—¿Puedes devolvérmelo?.—Estire la mano al salir de la camilla arrastrando el suero conmigo.

Chasqueo la lengua cediéndome mí móvil antes de salir de la habitación con un gesto serio y frío atropellado a medio mundo al caminar como pantera hambrienta por el largo pasillo blanco.

Seguí viendo mis cosas ignorando por completo el infierno que estaba desatando Chernóbil, había recibido bastantes solicitudes de reuniones con las diferentes mafias que poseo y no me parece extraño solo que el apellido "Prescot" me genera un sinsabor.

Los rusos tambien esperaban alguna orden mia, estaban inquietos por desatar otro baño de sangre, querían terminar de fundir el clan Ferketé además de ir por los Prescot y volverlos nada, tal vez por esto Valtor pide una reunion.

—Buenos días señora Moore ¿Cómo se siente hoy?.—Emeline entro arrastrando las incubadoras con mis preciosos bebés.

—Ahora que veo a estos dos ángeles mejor.

Me acerque a ellos pero había algo extraño, estos estaban tranquilos, no se veían como mis bebés y no tenían sus mantas celestes además de sus esclavas. Los que trajo mantenían una tela amarilla envolviéndolos y eran mas pequeños.

—¿Hay algo mal?.—Pregunto acercándose a la incubadora y al descubrir la cabeza de uno este tenía su cabellera castaña.

—No son mis hijos.—Balbucee sintiendo como mí corazón latia rápido.

Duvessa ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora