CAPÍTULO FINAL

21 7 2
                                    


"Eres la única persona a quien le confiaría mi vida" respondí desde lo más profundo de mi corazón.

Y nuevamente hicimos el amor, hasta que el sol volvió a ocultarse.

Un mes más tarde; Mei y yo nos encontrábamos a bordo de un hermoso barco en un pequeño puerto de Tailandia, nuestro destino era una remota isla a unas cuantas horas de allí, con pocos habitantes, donde viviríamos una larga temporada.

Era un día soleado y tranquilo en alta mar, un pequeño yate alquilado navegaba majestuosamente, llevando a bordo provisiones suficientes para varios meses. Mei lo manejaba con total soltura, otra de sus muchas habilidades. Yo era un grumete aventajado, ya que aprendí rápido lo básico para ayudar lo máximo posible.

Entre risas y conversaciones animadas, nos sentíamos afortunadas de estar en medio del vasto océano, lejos de las preocupaciones y los miedos que nos habían perseguido durante meses.

Sin embargo, después de horas de tranquila navegación; en el horizonte, se vislumbraban sombras que poco a poco se acercaban.

Eran piratas, nos habían avisado que eran frecuentes en la zona, atacaban a los barcos para robar y matar a todos los pasajeros.

Velozmente, Mei viró el barco, para escapar de allí, pero cada vez se acercaban más, sus lanchas eran muy rápidas, note la preocupación real de Mei en su rostro.

"Necesito que hagas algo por mí, amor" dijo Mei en un tono que no me gustó nada.

"¿Qué?", pregunté con cautela.

"Quiero que te pongas en popa, y cuando yo viré el barco, saltes al agua sin que te vean, los alejaré lo más posible de ti. El chaleco lleva una baliza de socorro, pero no tienes que darlo hasta que no nos pierdas de vista en el horizonte" hablo rápidamente sin dejar de prestar atención a nuestros perseguidores, que cada vez se acercaban más.

"No voy a abandonarte" dije molesto por la simple sugerencia de que yo me pusiera a salvo mientras ella arriesgaba su vida.

"Guille, yo puedo defenderme sola, pero si tengo que protegerte es mucho más fácil que nos maten a las dos." Dijo de forma totalmente coherente.

A pesar de mi rechazo, consiguió convencerme de que su plan nos salvaría a ambas, yo no estaba nada convencida, pero dadas las circunstancias es lo único que podía hacer.

Una vez colocada donde me indico, después de explicarme varias veces que me alejara en sentido contrario al suyo nadando, para que los piratas no me viesen, me preparé cuando viró el barco salte al agua, ella consiguió que no se viera al tapar el movimiento con el barco.

Cuando emergí vi a lo lejos el barco, alejándose rápidamente, siendo seguida por los piratas, que no se habían percatado de mí.

El corazón me latía con fuerza mientras nadaba en dirección contraria al barco que llevaba a Mei y a los piratas que le perseguían como un zorro hambriento, a un conejo.

Aunque confiaba en su capacidad para defenderse, no podía evitar sentir miedo por su seguridad. Sin embargo, sabía que debía confiar en su plan y mantenerme oculta para que los piratas no me detectaran.

Mientras nadaba, activé la baliza de socorro en mi chaleco salvavidas, que Mei había asegurado que enviaría una señal de auxilio a las autoridades cercanas en caso de emergencia. La esperanza de que eso pudiera traer ayuda nos mantenía con una pequeña chispa de optimismo en medio de la incertidumbre.

El tiempo pasaba lentamente mientras el barco y los piratas se alejaban cada vez más. Mi mente estaba dividida entre preocupación por Mei y el temor de que los piratas me encontraran. Mantuve la calma, respirando con profundidad y concentrándome en cada brazada para avanzar en el agua.

El algoritmo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora