CAPÍTULO 11

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Lo haría público.

Aunque la idea era, primero, publicar el algoritmo contrario, es decir, el que evitase que, con el que primer algoritmo, pudieran entrar de manera libre en cualquier sistema. Parecía sencillo.

Lo principal era conseguir un algoritmo antídoto, si cambiaba algunas variables del original no me llevaría mucho tiempo conseguirlo, en mi cerebro veía bastante lógico el proceso.

Mei tenía que conseguirme una de las copias de mi trabajo original, en mi casa tenía varias encriptadas y escondidas; además de traer un nuevo portátil.

Ella escuchó atentamente mi plan y asintió con determinación. A pesar del riesgo que le iba a suponer conseguir llegar a mi casa sin ser vista, estaba más que dispuesta hacerlo.

Mientras ella se encargaba de conseguir un duplicado del trabajo y un ordenador para poder trabajar, yo me dedicaría esos días a terminar de recuperarme. Aunque el tiempo apremiaba, sabíamos que debíamos actuar con mucha cautela y no apresurarnos.

Con la promesa de que no saldría de la casa, y me quedaría descansando hasta su regreso, partió.

Aunque no quise decírselo, para evitar malos entendidos, tenía la esperanza que regresara sana y salva.

Pasaron un par de días desde la partida de Mei, y cada vez que escuchaba algún ruido fuera de la casa, mi corazón se aceleraba.

Finalmente, de madrugada, escuché el sonido de un motor acercándose a la casa. Me levanté rápidamente de la cama y dirigí a la puerta del garaje, cuando me aseguré que era ella, una enorme sonrisa se apoderó de mi rostro.

A pesar de todas las dudas y desconfianzas, estaba contenta de verla regresar. Mei me sonrió de vuelta, haciendo que mi corazón palpitase de la emoción.

Se le veía agotada. Nos sentamos en la mesa de la cocina y le di algo de comer mientras contaba que había logrado conseguir una copia de mi trabajo original y un nuevo portátil, habiendo evitado ser detectada en el proceso.

Comenzamos a planificar los siguientes pasos. Decidimos que lo primero sería terminar el algoritmo antídoto y asegurarnos de que funcionara correctamente.

Ella se fue a la cama a descansar, mientras yo comenzaba a trabajar en las diferentes variables.

Durante horas, días y semanas, trabaje sin descanso hasta que los ojos no podían más.

Mei se encargaba de cocinar, limpiar y obligarme a comer, beber y dormir, durante el proceso, se sentaba en el sofá a observar como trabajaba o a leer, al principio me resultaba bastante incómodo, pero finalmente, me gustaba que estuviera allí.

Pasaron tres semanas de trabajo sin descanso, hasta que finalmente el día llegó, los dos algoritmos estaban listos.

Incluso había realizado un sencillo programa para PC y una app para cualquier tipo de celular, que al ser ejecutado implementaba el código en el aparato en cuestión.

Llevé mis manos a mi rostro y comencé a llorar.

Mei se levantó del sofá, se colocó a mi altura y me abrazo suavemente, dejando que saliera toda la tensión que había ido acumulando con los acontecimientos.

"Tranquila, todo va a terminar bien" hablaba dulcemente mientras yo no dejaba de llorar entre sus brazos.

Se sentía bien el tener quien te consolara. Me ayudo a ponerme en pie, y me llevo a la cama a descansar.

Me acostó y volvió a abrazarme, mientras mi llanto no cesaba, ella daba suaves besos en mi cabeza mientras susurraba lo inteligente que era y lo orgullosa que se sentía de mí.

El algoritmo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora