CAPÍTULO 12

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Llegó el momento de publicar el algoritmo principal, aquel que desmantelaría el sistema de control de cualquier programa, fuera lo seguro que fuera.

Mei y yo nos miramos a los ojos, entendiendo que este sería el paso definitivo y nuestra separación total. En el momento que lo subiéramos a la red pública, ella tendría que huir para protegerse y yo volvería a mi vida cotidiana.

Primero lo colgaríamos siguiendo el mismo proceso que con el antídoto, el código era totalmente abierto, así cualquiera podría acceder a su desglose parte por parte; después ella me dejaría en un punto seguro de la NASA para que terminase la colaboración que estaba realizando con ellos, allí estaría segura hasta que todo volviese a la calma.

Seguíamos mirándonos, como iba a echar de menos a esa mujer.

Se había convertido poco a poco en alguien tan importante para mí, que su pérdida supondría un duro golpe. Estaba totalmente enamorada de ella.

Era el adiós definitivo, ya que en cuanto subiera la información me dejaría en un sitio seguro hasta que vinieran a buscarme, ella desaparecería por una larga temporada, puesto que; con seguridad, su cabeza tenía un precio.

Sin darme apenas cuenta, por mi rostro caían grandes lágrimas, no quería perderle, estaba tan enamorada de ella, que dolía el simple hecho de imaginar que ya no podría verle más, pero era la única solución.

Con una sonrisa tierna en su rostro, limpio mis lágrimas con su mano mientras murmuraba: "No pasará nada, estarás bien al igual que yo, en un par de meses te habrás olvidado de todo y volverás a ser el cerebro aburrido de siempre".

Sonreí con desolación, mientras acercaba mis labios a los suyos, sellando un último beso que tenía el sabor de las despedidas. Sabía que tenía que ser valiente y seguir adelante, pero mi corazón se rompió en millones de pedazos en ese momento.

Salimos de aquel lugar con el propósito de ir hasta el lugar de publicación del algoritmo principal, todo fue tan rápido que apenas me dio tiempo a asimilarlo, una vez completado el proceso como la vez anterior, Mei me dejó en el lugar seguro, acordado, un edificio de la NASA donde estaría protegida y continuaría con mi trabajo.

Un fuerte abrazo, el cual ninguna de las dos quería romper; y un, cuídate mucho, por favor, susurrado en mi oído, fue su despedida.

Yo no podía hablar, tenía tal nudo en la garganta, que fui incapaz de articular palabra.

Allí me quedé mirando cómo se marchaba de mi vida para siempre, con las primeras lágrimas deslizándose por mi rostro, mientras de mi boca salían las palabras nunca dichas hasta ese momento.

"Te amo", le dije cuando ya era demasiado tarde para que escuchase.

A los pocos segundos un equipo de seguridad vino por mí, poniéndome a salvo en un sitio seguro.

A medida que pasaban los días, me sumergí en mi labor en la NASA, enfocándome en el proyecto y tratando de mantener mi mente ocupada. Sin embargo, en los momentos de silencio, mi mente volvía a Mei y a los momentos compartidos juntas. Me preguntaba cómo estaría, si estaba a salvo y si nos encontraríamos nuevamente algún día.

La publicación del algoritmo principal fue un éxito, pero también trajo consigo consecuencias. El sistema de control de muchos programas fue desmantelado, lo que generó caos y confusión en algunos sectores. Algunas personas intentaron utilizar el algoritmo para fines maliciosos, lo que llevó a un aumento en los intentos de ciberataques.

Afortunadamente, la difusión del antídoto había preparado a miles de empresas para protegerse, y los expertos en seguridad informática estaban trabajando arduamente para contrarrestar las amenazas.

El algoritmo del destinoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora