XII

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JunMyeon soltó una repentina carcajada.

—No te rías. —protestó SeHun—. No tiene gracia, es muy trágico.

Pero JunMyeon se rio una vez más y, a pesar de la frustración que SeHun sentía, el sonido de su risa contagiosa acabó por provocarle una sonrisa.

—Lo siento, SeHun. —dijo JunMyeon—. Ojalá las cosas pudieran ser diferentes. Sé lo que estás pensando y me gustaría poder ser diferente. Pero no puedo. Te quiero, pero no puedo fingir. ¿Qué vas a hacer? ¿Me vas a dejar?

—¿Dejarte? —SeHun lo miró confuso—. ¿De qué estás hablando?

—Ya has decidido que quieres un esposo, hijos, una casa estupenda. —JunMyeon agitó la mano delante de él, como si ' barriera aquellas ideas que le parecían pertenecer a un universo diferente al suyo—. Ya sabes. Y como yo no acepto lo lógico es que lo busques en otro lado.

—¿Por eso le dijiste a Kyungsoo que no querías ser el padrino de su hijo? —preguntó SeHun con la voz ronca.

—Pensé que te ibas a sentir un poco frustrado conmigo. —respondió JunMyeon—. lo ideal es que el otro padrino sea alguien que te acompañe a ti.

—¿Un poco? —SeHun hizo un gesto con los ojos—. Sí, un poco.

—¿Lo vas a hacer? —pregunto JunMyeon con un leve temblor en su voz.

—¿El qué? —pregunto SeHun con impaciencia, le dolía el corazón luego del rechazo como para prestar atención.

—Abandonarme. —repitió JunMyeon.

—No lo sé. —SeHun quería castigarlo, para que JunMyeon sintiera todo el dolor que sentía en estos momentos—. Puedo seguir contigo hasta que encuentre a alguien adecuado.

—Lo sabía. —algo en su expresión debió indicarle que SeHun estaba jugando, pues JunMyeon se levantó y se sentó en sus rodillas.

—Creo que probaré con un Rubió la próxima vez. —SeHun lo abrazó—. Los ejecutivos castaños son demasiado duros para mí.

—Gracias por no enfadarte Hunnie. —le susurró JunMyeon.

—Estoy enfadado. —respondió SeHun—. Pero sé que acabaré por conseguirte, Kim JunMyeon. No creas que me voy a dar por vencido. Terminarás siendo mío y solo mío.

—Ya soy tuyo Hunnie. —susurró JunMyeon—. En lo más importante.

—De acuerdo, olvídate de la boda. Puesto que la idea te aterra, yo puedo prescindir de ello. —sonrío SeHun—. No necesitamos un contrato que nos diga cómo nos sentimos. Pero vente a vivir conmigo. Compraré la casa de Kelbum, y podremos sentarnos en la colina, viendo los ferrys pasar durante los próximos cincuenta años.

—¿Cincuenta? —JunMyeon se rio—. Así es que realmente tus planes son cambiarme por un modelo despampanante cuando yo tenga demasiadas arrugas.

—Venga, contéstame, Conejito. —insistió SeHun deseando con todas sus fuerzas que JunMyeon aceptara.

—SeHun, todavía no entiendo qué hay de malo en el modo en que estamos ahora. —cuestiono JunMyeon.

—Todo mi amor. —dijo SeHun—. Adoro tu boca.

—Y yo adoro todo tu cuerpo. —JunMyeon se pasó la lengua suavemente sobre el labio inferior—. Lo que tenemos es perfecto. ¿Para qué vamos a cambiar algo que es perfecto?

—No es perfecto. —se quejó SeHun—. Si apenas te veo.

—Sacaré más tiempo. —prometió JunMyeon.

Don't Make me regret itDonde viven las historias. Descúbrelo ahora