Te amo || Taichi y Touma

03

Touma salía contento de su trabajo, dicha felicidad se debía a Taichi, quien lo había invitado a almorzar.
Estaba ansioso de verlo y pasar tiempo con él, hace años que no pasaban tiempo juntos.

Habían quedado de verse en la estación de tren y de ahí irían a la casa de Taichi.
Touma entró a la estación de tren, de lejos vió una silueta pequeña mirando al suelo y con la cabeza baja, Tai.

Se acercó con sigilo detrás de Taichi, aguantándose la risa.
—¡Boo! —asustó Touma colocando sus manos en los hombros de Taichi.

Éste saltó del susto, dándose la vuelta rápidamente con enojo. Al ver a Touma se tranquilizó, pero lo siguió mirando mal.

—¡Touma! —Exclamó con enojo golpeando ligeramente al rubio.

Touma reía con diversión, tapándose la boca para no emitir tanto ruido.
Tai estaba increíblemente sonrojado.

—Lo lamento, no lo puedo evitar —Se disculpó entre risas Touma.

—Algun día de estos te asustare yo y no de la mejor manera —Lo miró con los ojos entrecerrados, Touma siguió riendo.

El tren había llegado, los dos entraron y se sentaron juntos.

—compré cosas para hacer la comida. —Dijo Taichi viendo la bolsa que traía.

—¿Qué? ¿Cocinaremos? —Touma lo miró sorprendido.

—Sí, no te creas que haré todo yo solo —golpeo a Touma con el codo. —Ademas de pequeño te gustaba ayudar a mi madre en la cocina mientras era mi turno de jugar en la consola.

Touma se acordaba de aquello, su corazón latió rápidamente al recordar aquellos tiempos, y le ponía feliz que Tai quisiera cocinar con él.

—¿Y que haremos? —Preguntó Touma mirando para la ventana, colocando su mano en su cara para ocultar su sonrojo.

—Pasta con salsa alfredo —respondió Tai con una sonrisa, frotando sus manos.

Tai se percató de que habían unas chicas observándolos, o bueno, a Touma.

—ese hombre de ahí se ve bastante varonil, es muy alto —susurró una de las mujeres que observaba a Touma.

—Sí, es sexy —susurró la otra muchacha.
Tai miró rápidamente a Touma, creyendo que él también estaba escuchando. Pero Touma solo observaba la ventana.

Miró el reflejo de Touma por la ventana, descubriendo que Touma lo miraba a través de ella. Touma rápidamente cambió su enfoque a otro lado al percatarse de que Tai se había dado cuenta de que lo estaba observando, se sentía avergonzado.

Tai se sintió raro, habían unas chicas realmente lindas que estaban susurrando que Touma era sexy y él no se enteraba, solo lo miraba a Taichi.

«cierto, a Touma le gustan los... Hombres» pensó Tai, volviéndose denun color rojo tomate.

—Disculpa —La voz de una de las mujeres anteriores hizo que Tai saliera de su transe. La chica estaba parada, dirigiéndose a Touma.

El rubio volteo a ver a Tai y despues a la mujer frente suyo.
—¿S-si?

—¿M-me podrías dar tu número de teléfono? —Preguntó tímidamente la mujer, Tai miraba para otro lado incómodo.

—Oh... No, lo siento, soy gay —Dijo Touma sonriendo incómodamente. Tai volteo a verlo sorpendido.

—Oh, de acuerdo, lo siento... —La mujer se alejó y se volvió a sentar junto su amiga.

—No se preocupe —Touma sonrió con amabilidad.

—Él es gay —Escuchó Taichi a la chica decirle eso a su amiga.

—¿Qué en serio? ¿Entonces ese chico que está al lado suyo es su novio? —Susurró la otra mujer, las dos mirando sin descaro a ellos dos. —Que desperdicio de hombre.

Tai volteo a mirar a Touma al momento de escuchar aquello, Touma tenía la mirada fija en el suelo, estaba callado y parecía triste. Él había escuchado lo último.

—Touma...

—No te preocupes Tai, no es la primera vez que escucho eso —dijo Touma con una sonrisa triste.

Tai lo miró fijamente, tratando de descifrar los sentimientos de Touma.
Escuchó las puertas del tren abriéndose, dándose cuenta que esta era su estación.

—Touma hay que bajar —agarró la mano de Touma, levantándolo rápidamente de su asiento.

El tacto repentino de Tai con la mano de Touma había hecho que él se ruborizara.
No alcanzaron a salir del tren, vieron como las puertas se cerraron y el tren se puso en marcha a la próxima estación.

—Demonios... —maldijo Tai viendo como el tren marchaba.

Volteo a ver a Touma, quién miraba la pantalla que indicaba vuantas estaciones había. Tai miró sus manos juntas, sonrojándose completamente, soltándolas.

Los dos se miraron, Touma rió contagiandole la risa a Tai.

Estos pequeños momentos hacían feliz a los dos, Touma se volvía a sentir en casa, y Tai se volvía a sentir feliz.