Capítulo 13.

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Bill.

—¿Te sientes sobria ahora? —consulto una vez que veo la taza de café vacía, después de haber esperado minutos por que terminara.

—Si sobria equivale a estar arrepintiéndome de haber venido aquí y haber hecho ese escándalo, entonces sí, estoy sobria. —coloca una mano sobre su cabeza.— Lo mejor será que me vaya. —se levantó de la silla con rapidez y de la misma forma me adelante, dejándola apenas dar un paso. Apoye mis manos en el mesón, acorralándola entre este y mi figura.

—Quédate. —musito mirando mi reflejo en sus ojos azulados. La duda y confusión aparece en ellos y sus dientes pasan a morder los labios rosa que había extrañado tanto.— Por favor no te vayas Zoe, no así. —me aproximo unos centímetros más.

—¿Así como?

—Dejándonos en el medio de la nada, porque me está matando por dentro. —una de las manos que estaba apoyada en el mesón, la quito para enredar mis dedos con los de Zoe.— Olvídate del que dirán, de como nos verán, deja eso en un segundo plano y piensa en nosotros, ¿cómo te sientes cuanto estás conmigo?

—Bill... —vaciló mirando a un plano de la habitación ignorando mis ojos sobre ella, coloco mis manos en sus mejillas para hacer que me miré fijamente.

—Respóndeme Zoe, ¿cómo te sientes cuándo estás conmigo? —insisto.

—Y-yo me siento bien, tú me haces bien. —suspiró admitiendo.— Siento que contigo puedo ser yo y no me juzgarás. Siento que somos algo como tú y yo contra el mundo ¿sabes? —rió sin gracia.— Contigo vivo cada segundo del día, vivo cada oportunidad, cada momento y...y cuando estás cerca mío no dejo de sentir unas estúpidos grillitos en mi estómago. —sus ojos pararon en los míos. Azules con avellana en contra.

—¿Así de cerca? —pregunto cerrando la corta distancia que estaba presente. Mi nariz choco con la suya y le di un beso esquimal a lo que ella me sonrió en respuesta.

—Justo así de cerca. —su aliento chocó contra mis labios.

—¿Y si te ofrezco vivir el momento ahora?

—¿A qué te refieres?

—A esto. —y la besé. Suave, lento, sin apuros, disfrutando de la calidez y sensación de sus labios acoplándose a los míos perfectamente. Zoe exhaló y paso sus manos por la parte posterior de mi cuello, sintiéndola acariciar detrás de mi oreja justo donde tenía la nota musical grabada. Trazo su labio inferior con mi lengua luego de que la intensidad del beso ha aumentado, sintiendo mi respiración y la de Zoe más alterada de lo normal.— Sin pelo nena. —bromee cuando un mechón de cabello se interpuso en nuestras bocas, pase su larga melena por detrás de su espalda y así conseguir colar mi mano por debajo de su camisa, sintiendo su piel estremecerse ante mi toque.

—Tienes la mano helada. —murmuró.

Después de volver a sentir el sabor de sus labios, di un beso en su mejilla, otro en su mandíbula y bajé lentamente hasta su cuello, simulando un trayecto de besos. Zoe tiró de su cuello a un lado para otorgarme más espacio, a lo que di un leve mordisco produciendo que soltará un ligero grito de sorpresa, reí aún en el hueco de su cuello y volví a atacarlo con otro mordisco, dejando un beso húmedo.

—¡Bill! —chilló.— Eres un tonto. —hundió su rostro en mi cuello con sus mejillas teñidas de rubí, por lo que tuve la oportunidad de aspirar su perfume con olor a esencia de frutas tropicales que emanaba desde su larga cabellera castaña.

—Y tú eres preciosa. —alague mientras acariciaba su melena enredando mis dedos en ella.— Por favor dime que tenemos una oportunidad, haré que valga la pena, lo prometo. —formulo en volumen bajo cerca de su oído, tal como si fuera un secreto.

Pumba | bill kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora