Bill Kaulitz deseaba una mascota hace mucho tiempo, sus amigos, familiares y conocidos habían ayudado en la busca de algún perrito para el cantante. Hasta ese día, cuando él decidió entrar a la tienda de mascota cayendo enamorado de el cachorrito de...
La gente siempre crearía rumores. Viene con la fama. Algunos son completamente falsos y ridículos o hasta graciosos. Como otros pueden ser verdaderos y este era uno de esos. Los rumores que comenzaban a circular por internet eran reales, estaba saliendo con Zoe. La prensa nos encontró fuera del Staples Center, lo que no fue agradable para ninguno de los dos encontrarnos con los flashes de las cámaras. Y a pesar de que me había molestado, Zoe supo como tranquilizarme y disminuir mi frustración.
—No quería que esto pasara, Zoe. —susurré tirando de mi cabello.— Todo este tiempo he tratado de protegerte de las cámaras y... Todo esto es mi culpa. —golpee el asiento del copiloto.
—Bill... —tomó mi mano entre las suyas para acariciarla con su dedo pulgar.— Está todo bien. —esbozo una sonrisa.— Se las consecuencias de estar contigo, no podríamos haberlo mantenido en secreto todo el tiempo. —rodó sus ojos y se acerca más a mi apoyando su cabeza en mi hombro y enredando nuestros dedos.— Esto no cambia nada, ¿de acuerdo? Seguimos juntos en esto. —susurra y no puedo evitar sonreír.
—Eres tan tierna. —doy un beso en su nuca y paso uno de mis brazos por sus hombros para abrigarla.
—No es cierto.
—Si que lo es. —suelto una leve carcajada y me acomodo en el asiento para escuchar música desde mi celular juntos. De casualidad enciendo la cámara frontal, viéndonos como un pou en la pantalla, a lo que ambos nos reímos fuertemente y hacemos el mismo gesto solo que está vez es intencional y pulso la pantalla para que se convierta en una foto.
Ni hablar de lo que sucedió en las redes sociales. Estaban todos hablando del tema y las fotos de nosotros juntos las veía en cada tweet o publicación. Lo peor vino cuando Zoe me llamó a las diez de la mañana avisándome que los paparazzis estaban fuera de su casa, en el local de mascotas de su mamá. Tuvo que llegar la policía a resguardar el lugar. Tres días después fui a una entrevista Bianca, quién tenía su show de televisión famoso en Alemania, me era de mucha ayuda ir, siempre era bueno pasar el rato con ella.
—Así que hay una nueva chica. —Bianca movió sus cejas de arriba abajo. Un poco avergonzado, miré hacia el lado encontrándome con unos lentes.
—¿Ocupas lentes? ¿Desde cuándo?
—Desde que supe que estaba quedándome ciega cuando trataba de leer las letras. —me coloque los lentes que a decir verdad tenían bastante aumento.
—Creo que necesito uno de estos, ¿dónde los conseguistes? —hice una mueca.
—No me cambies el tema, ¿cómo se llama? —me arrebato los lentes provocando la carcajada de público. No sabía si hablar del tema haría que las cosas con la prensa se calmará, pero si sabía que ya era algo estúpido ocultarlo, cuando yo ya no podía esconder mis sentimientos por Zoe. No había forma. Mentir acerca me hacía sentir como mal.
—Su nombre es Zoe. —Bianca esbozo una sonrisa transmitiéndome seguridad.
—¿Cómo se conocieron?, Se puede ver que ella no pertenece a está industria.
—No lo es. —acomodo mi cabello hacia un lado, sintiendo mis manos húmedas debido a mi nerviosismo.— La conocí en la tienda de mascotas, cuando conseguí a Pumba, tuvimos como un encuentro bastante divertido y no lo sé... Las cosas solo transcurrieron. —me encogí de hombros tratando de no sonrojarme ni algo por el estilo. ¿Se da cuenta lo que produce Zoe? El solo hablar de ella me hace sentir como un niño pequeño.
—Te estás sonrojando. —se burla Bianca.
—No, claro que no. —mi voz sale un poco aguda a lo que los demás vuelven a reírse.
—Si, lo estás. —vuelve a molestar y oculto mi rostro con uno de mis brazos.— Aw, es tierno que te pase eso, estoy muy feliz por ti, eres un gran chico y se nota que ella también lo es. A veces es mejor estar con alguien que no pertenezca a este mundo, te mantiene cuerdo. Me agrada. —Bianca me da un apretón en el brazo.
—Gracias. —susurro.
Minutos después que la entrevista terminó, un mensaje de Zoe llega a mi celular.
Zoelindaamordemivida. <3 Si, te estabas sonrojando :p
—¿Es Zoe? —habla Sara a mi lado. Asiento con mi cabeza.— Una sonrisa se plasma en tu rostro inmediatamente, es increíble. —se ríe.
—No me molestes Sara, de lo contrario llamaré a Tom para cantarte esa canción de Haddaway. —le advierto y ella alza sus manos en señal de paz.
Billyelapestoso. <3 Cállate .l.
Zoelindaamordemida. <3 ¿Me acabas de escribir un pene?
Billyelapestoso. <3 Te lo debía :)
Zoelindaamordemivida. <3 No te conozco, bai
Billyelapestoso. <3 Te quiero
Zoelindaamordemivida. <3 Yo más .l.
Volví a reírme. Llevábamos una relación bastante anormal, no eramos como todas las parejas comunes y eso me gustaba. Zoe además de ser mi chica, era una amiga más, mi compañera de crimen. Sabía escucharme, estar para mí y eso es lo mejor que puedes pedir en una relación.
Al día siguiente era nuestro viaje a Europa. Zoe había llegado a primera hora a mi casa, despertándome de la manera más madura posible. Tirándose, literalmente, sobre mí. Tomamos desayuno juntos y mientras me vestía, sacó a Pumba a hacer sus necesidades en el patio. A veces cuándo eran días muy largos de trabajo, la dejaba a cargo de Pumba y por la noche la iba a buscar y así pasaba unos minutos con Zoe.
—Nos vamos a Francia, nos vamos a Francia, nos vamos a Francia. —comenzó a cantar caminando en circulo alrededor mío.— ¿Nos vamos a Europa verdad?, Probablemente te equivocaste de continente y no lo sé, vamos a Asia. —bromea.
—Está vez estoy segurísimo que viajaremos a Europa. —me rió. Abordamos el avión y nos sentamos juntos, Zoe al lado de la ventana ya que hicimos piedra, papel o tijera y ganó ella. Para decisiones maduras, ese juego era la mejor alternativa.— Estoy muy feliz de que viajes conmigo.
—¿Aunque sea un grano en el culo?
—Aunque seas un grano en el culo. —doy un beso en su nariz y luego nos colocamos nuestros cinturones de seguridad. Miró sus ojos azules que tenían un brillo especial haciéndole lucir adorable.— Oye. —llamo su atención minutos después cuando está atenta mirando por la ventana.
—¿Qué? —entrelazo mis dedos con los de ella y me sonríe.
—Te quiero, mucho. —sus mejillas se tiñen de un color rosa.
—Yo también te quiero, mucho más.
—No, claro que no, yo soy el que te quiere más. —me apuntó.
—Bill —voltea sus ojos.—. ¿Ni para eso dejas de ser competitivo? —suspira.
—Nop —afirmo.—. Y como soy él que te quiere más, haré de estos días en Europa los mejores e inolvidables de tu vida, señorita Zoe. —susurró en su oído.
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