Capítulo 20.

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Zoe.

—¿Qué pasa cariño? —frunció sus cejas al no recibir respuesta. Siento sus ojos quemar sobre mi rostro y me escanea hasta que su vista topa con mi mano, rápidamente acorta la distancia y me arrebata el celular de las manos. No bruscamente, pero si con una leve molestia reflejada por la tensión de su cuerpo.— ¿Por que estás chequeando mi teléfono?

—Por que probablemente si no lo chequeara, no hubiese sabido que Lily te ha enviado un mensaje —su ceño se frunce aún más. 

—No tienes por que estar revisando mi teléfono, Zoe, es mi privacidad, joder. —gruñe mirándome con frialdad.— ¿Que has leído? 

 —Lo suficiente pasa saber que sigues hablando con ella, después de esa noche. —balbuceo e inmediatamente siento mis ojos picar por detrás.— Pensé que después de todo, no volverías a hablar con ella.  

—¿Después de que, Zoe? Ni siquiera paso algo entre ella y yo. —rebate moviendo su cabeza de un lado al otro. 

—Pero hubiese pasado si yo no hubiera llegado allí, ¿verdad? —cuestiono. El silencio inundo la habitación y fue suficiente para darme la razón. La presión en mi pecho creció y una de las lágrimas que estaba amenazando con salir, se esparció por mi mejilla.— ¿Ves mi punto?  

—Dijimos que ese tema no volvería. —se defiende.

—Pero tu lo revives, manteniendo el contacto con ella, Bill. —elevo la voz, moviendo mis manos exageradamente. Estaba perdiendo mi paciencia y al parecer yo no era la única.

—¡Solo estoy siendo agradable con ella! —exclamó en el mismo tono.

—¿Por qué? —me rió sin gracia.— ¿Es que acaso te gusta que prácticamente se te lance cada cinco minutos? Lo hubieses dicho antes y esa noche te hubiera dejado solo con ella, probablemente la que debe estar viajando contigo es ella y no yo. —escupo sin pensar en lo que estaba diciendo y dejando a mi boca funcionar sola. 

—¡Estás actuando como una maldita celopata! —suspiró fuertemente y paso una de sus manos por su cabello.— Odio cuando tomas esa actitud. —endureció su mandíbula mientras me apuntaba exasperado. 

—¡Y yo odio el hecho de que te tomes esto a la ligera!  Ella está logrando lo que quiere, ella lo único que quiere es que tu estés disponible para volver a saltar sobre ti, no espera. —hago una pausa.— A ella lo que menos le importa es si estás soltero o no, ella estaría detrás tuyo de cualquier forma. 

—Si confiaras en mi, esta discusión no estaría sucediendo. —formula con su voz más relajada sentándose en el borde de la cama. 

—Quizás ese es el problema, no es fácil confiar en ti después de todo. —respondo inmediatamente sin pensarlo y él me mira con incredulidad.— Yo...

—¿Ves?, Ya está, lo has dejado claro. —me interrumpe antes de que siquiera pueda explicarme.— Si no puedes confiar en mi, ¿entonces que haces conmigo? —se vuelve a colocar de pie. 

—Bill...

—Se supone que una relación se basa en la confianza, pero si no la hay entonces no hay nada. —alzó sus hombros y camino hasta uno de sus cajones para sacar una sudadera. Una vez que se la ha puesto, se traslada hasta el umbral de la puerta de salida. Voy hasta él y tomo su brazo para no permitir que se vaya.

—No quise decirlo Bill, lo sien... 

—No, Zoe. —quita su brazo.—  Ya estoy cansado de todo, no quiero discutir más. Solo... —hizo una mueca y negó con su cabeza.— Lo mejor será que te vayas mañana, necesito un descanso de todo esto. 

Pumba | bill kaulitz. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora