Cinco

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Alex se levantó del asiento para luego entregarme el libro, no quería que se alejara, empezaba a ponerme cómoda con su presencia pero con mi estúpida pregunta lo había apartado.

-          Escuche cuando hablabas por teléfono, perdón mi imprudencia–Contesto para caminar al mesón de profesor, se detuvo en medio camino– Acertaste, tengo unos 19 años.

Tenía que buscar alguna forma de poder seguir hablando con él sin que las cosas se tornaran incomodas.

-          Mi nombre... Mi nombre es Leah–Balbucee.

Alex se dio vuelta frunciendo el ceño ante mi comentario y mis mejillas ardieron.

-          Eso ya lo sé–Respondió.

-          Pero ayer... Ayer me dijiste Sibila–Jugué con mis manos y él pareció recordarlo porque sonrío.

-          Es porque lo eres–Tomo su teléfono celular para salir a hablar afuera.

Luego de eso la comunicación no fluyo más pero por lo menos ya sabía su edad y su nombre. Suspire resignada al notar que no podía concentrarme en leer, mire la hora en mi teléfono y descubrí dos llamadas perdidas,  Joe.

-          Alex?–Le llame y sus ojos verdes me miraron atento ya que también leía un libro.–Tengo dos llamadas perdidas de mi hermano lo cual me tiene preocupada, puedo llamarle?

-          Claro, de todos modos término tu detención hace quince minutos–Contesto mirando su reloj de mano para luego lanzar esa sonrisa matadora.

-          Ehm... Vale–Conteste roja por no haberme dado cuenta. La verdad es que el me hacía sentir cómoda por lo que se justificaba que el tiempo pasase volando.

Guarde todas mis cosas en mi morral y me lo cruce.

-          Nos vemos–Me despedí.

-          Claro que lo haremos– Sonrío y eso, por más estúpido que suene, me hizo feliz.

Marque rápidamente el número de Joe, y no pasó nada. Me dirigí a las fueras del instituto, ya eran cerca de las siete y en invierno implicaba que estaba oscuro. Un auto se detuvo al lado mío, era un Dodge challenger negro, sus vidrios estaban polarizados por lo que no le di mayor importancia a la joya de auto que se encontraba frente a mí.

-          Mierda... Contesta Joe–Murmure marcándole nuevamente.

-          Necesitas un aventón?–Pregunto su ronca voz.

-          Yo...–Dude un momento y luego de revisar mi teléfono sin respuesta asentí–No es mucha molestia?

-          Jamás lo seria, Sibila–Sonrió ruborizándome por completo, seria así con todas las chicas?.

Abrí la puerta con sumo cuidado y me senté en el puesto de copiloto, los asientos eran de cuero negro combinando con la apariencia que ya da a ver Alex en un primer momento, todo por dentro era impresionante. Aparte de ser un auto carísimo, los toques entre sofisticado y deportivo lo hacían ser perfecto, definitivamente era el auto para él.  

Luego de darle la dirección de mi casa emprendió el viaje hacia ella, me gustaba ver la forma concentrada en la que manejaba Alex, lucia tranquilo mientras doblaba por las avenidas de Cork. El silencio que había no era incomodo sino que agradable por lo que comenzaba a relajarme.  

-          Puedo preguntar algo–Intervine.

-          Lo que desees–Río ronco.

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