Once

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Había pasado una semana de aquel intenso beso con Alex y por más penoso que sonará también había pasado una semana desde que lo vi. Le pregunte indirectamente a la señora Ferguson por el ayudante y ella solo me respondió que tenía que ir a Dublín por asuntos personales.

En ese momento fue que me di cuenta que no conocía nada acerca de Alex, solo que era ayudante de biología y que besaba extremadamente bien pero quién era su familia o donde estudio, nada.

Quizás había sido algo niñata al creer que un tipo como él querría estar con alguien tan inmadura como yo. Me hundí en el asiento pensando todas las supuestas opciones en donde yo siempre era la que no salía favorecida.

- Ya... Deja de cortar tus venas mentalmente–Me regaño la chica de pelo negro.

- Ya lo sé, Cas– Bufe apoyando mi cabeza en la mesa del casino.

- Los hombres son una mierda–Se quejó y yo alce mi vista de inmediato a ella.–Sí, termine con Andy.

- "Terminaste"–Hice el gesto de comillas con mis manos.

- Ya sé que no habíamos tenido nada pero bueno... Como le llamo a alguien que paso por mí todos los días después de clase–Se quejó.

- Quizás solo te quería como...–Cas me cortó rodeando los ojos.

- Como follable, ya lo sé! Pero debió habérmelo dicho y así estaba más preparada–Respondió rápidamente.

- Yo iba a decir como amiga–Fruncí el ceño y Cas puso los ojos en blanco.

- Deja de ser tan ingenua Leah... Los hombres a nuestra edad solo quieren una cosa y no es precisamente ser tu amiga–Me riño.

Me fue inevitable sentirme ofendida pero en cuanto las imágenes de aquel fogoso beso con Alex llegaron a mí mente, comprendí que aquello que decía Casey podía ser verdad. Quizás él solo me quería para bajar sus ganas o algo así.

- Hola chicas!–Resonó la tierna voz de Anna quien se sentaba al lado de Cas.– Problemas en el paraíso?–Se río.

- Solo de tu boca eso puede sonar ingenuo–Acuso Cas divertida.

- Que tienes contra los ingenuos?–Se quejó mientras llevaba a su boca un poco de espinaca.

- Me gustaría ser ingenua, no lo digo como una ofensa pero si fuese ingenua podría creer que todos los hombres son geniales nuevamente–Le respondió.

- No ha llegado el hombre ideal, tienes que esperar... Dios se encargara de que sea un buen hombre–Comento Anna a lo que Cas rodeo los ojos sin que ella se diese cuenta.– Y tú?... Qué tal con tu hermano?

- Nada... Hace una semana está sumido en su habitación y cuando sale a la universidad deja su habitación completamente cerrada–Conteste sin ánimos.

- Quizás quiere su privacidad–Empatizo Anna.

- O quizás no quiere que le pilles los condones–Intervino Cas.

- Eso es repugnante–Se quejó Anna.

- No cuando lo ocupan contigo–Se encogió de hombro Cas.

- Casey!–Exclamamos Anna y yo al mismo tiempo lo cual nos hizo reír a las tres.

- Como seas, has vuelto a ver al chico raro?–Pregunto Cas.

- A Damien, no–Respondí y Anna tosió para luego llevar sus manos a la garganta.

- Eh amiga relájate!–Contesto Cas acariciando su espalda.

Proyecto IrlandaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora