Capítulo 18

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17:20 pm.
Con calma, los cuatro jóvenes rehacían el camino como habían llegado al Shopping Center Hamburgo, pero en reversa.

- Se quedan unas horas más o ya se van directo el departamento? - preguntó Bill, esperando pasar más tiempo con las chicas y su hermano.

- Yo tengo que ir rápido a casa. Mi papá necesita que le envíe un e-mail de... No sé que cosa. - rodaba los ojos Lisa. Su padre, era dueño de una empresa parecida a la que ella y Elly trabajaban.

- Está bien, si quieres yo puedo buscar nuestras cosas y voy luego. - anuncias, a lo que tu amiga afirma. Era una buena idea, ya que la rubia tenía prisa.

Los gemelos asienten en sintonía, con los mismos pensamientos.
Llegando a lo de los Kaulitz, la rubia se despide de su novio con un dulce beso en los labios, y también de ustedes con un abrazo.

Aguardaron un momento, por alguna razón no conocida. Veían como la silueta de la chica se alejaba poco a poco por las veredas del barrio que rodeaban las altas copas de los árboles.
En ese instante, Bill toca tu espalda baja con su mano.

- Entremos, está poniéndose frío. - dice con esa sonrisa icónica, la que era sólo suya.

Los tres se calientan con la calidez de la casa. Al llegar vieron que las cosas estaban todas en su lugar, y limpias.

- Buenas tardes. - saludó una mujer de estatura baja, de unos treintitantos. Morocha, de ojos rasgados. Vestía un uniforme como de enfermera, color lila pastel.

- Hola Irina, muchas gracias. - dijo el pelinegro refiriéndose a la limpieza. Entonces, es "la mucama". - Gracias. - añadió el de rastas con una sonrisa.

La saludaste también, era muy educada y daba una impresión risueña.

Pisando un tapete rojo, se sentaron en el living para gastar un poco más de tiempo.

Lisa.
(Esta parte será narrada por Lisa)

Después de despedirme de mi novio y amigos, caminé hasta nuestro departamento. Pensando en qué era lo que quería mi padre ahora. Era muy exigente, pero buen hombre.
Mi madre era una modelo, una castaña alta, muy ambiciosa. Se había casado con mi padre solamente por interés. Quería dinero, pero no le agradaba esforzarse demasiado.

Abrí la puerta de vidrio del edificio, y pasé al ascensor. Apreté el botón al piso número 4.
Me miré en las paredes de espejo, y noté mi cara apagada, frunciendo los labios. Me acomodé unas mechas de mi rubio cabello que habían quedado de esa manera por el viento.

"Piso número cuatro" dijo una voz robótica y moderna, y el ascensor paró.
Las puertas se abrieron y salí al pasillo de piso alfombrado color azul marino, para hallar mi puerta.
Circulé arrastrando los pies, hasta ver el número 33 enmarcado en madera.
Abrí mi bolso y tomé las llaves.

Entré a casa, quitándome los zapatos, y los cambié por unas sandalias limpias. Fui hacia el cuarto, tirando mi bolso en la cama y sentándome para prender la computadora.
Abrí unos archivos guardados, que era lo que mi padre necesitaba. Unos papeles importantes de "organización de la empresa". No entendía mucho, solo le estaba cumpliendo el favor.

"Listo, ya te envié los documentos ;)"

Envié rápidamente un mensaje.

"Muchas gracias hija, nos vemos pronto".

Respondió en unos cuantos minutos.

Those eyes - Bill Kaulitz +16Donde viven las historias. Descúbrelo ahora