dos

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-vamos, ari, deja de quejarte tanto, solo camina- juan jaló a su mejor amiga por la acera mientras un puchero se formaba en sus labios.

-no me gustan las bibliotecas, son aburridas y solo van ancianos- explicó, caminando con desgano tras el pequeño y berrinchudo castaño.

-en primer lugar, no soy un anciano, en segundo lugar, tienes que conocer a mi futuro novio- sonrió enormemente al escuchar sus propias palabras en voz alta.

ari rodó los ojos y evitó hacer otro comentario, juan solía ser un chico muy enamoradizo, especialmente con los chicos guapos. relacionaba ese comportamiento con el hecho de que le gustaban mucho los libros de romance, esos libros en donde describen al personaje principal como el hombre perfecto, y siempre tenía expectativas altas en cuanto a sus gustos, así que no tenía dudas de que su nuevo amor, muy probablemente era un chico guapo, o misterioso, o el típico chico malo, o un amargado.

ya saben, lo que llama la atención.

juan sintió su corazón latir con fuerza cuando llegaron a la puerta de entrada, apretó con más fuerza su mano alrededor de la muñeca de ari, nervioso.

-recuerda que yo lo vi primero- le dijo, obteniendo un asentimiento de su parte.

la campana de la entrada sonó nuevamente, llamando la atención del pelinegro. las mejillas de juan tomaron un leve color rosa cuando la mirada de spreen se posó en él, quedándose quieto unos segundos antes de empezar a acercarse al mostrador.

ari se soltó del agarre de juan, viéndolo avanzar hacia el chico que estaba sentado frente al mostrador. negó con la cabeza y suspiró, tomando la decisión de sentarse en alguna mesa para ver desde ahí la posible humillación y esperarlo.

-hola- juan juntó sus manos, balanceándose suavemente sobre sus pies.

-tú otra vez.

-¿si me recuerdas?- su sonrisa se ensanchó con la idea del pelinegro pensando en él.

-viniste ayer y me estuviste viendo todo el rato, claro que te recuerdo.

-es que eres guapo- las palabras solo salieron. spreen enarcó una ceja y ahora, juan solo quería correr y esconderse por ser tan boca suelta.

ari escondió su rostro entre sus manos y suspiró con vergüenza al escuchar lo que juan había dicho, por eso es que nunca lograba nada con nadie, era demasiado directo y no comprendía que no a todos les parecía que era algo bueno. la mayoría del tiempo, juan solo se dejaba llevar y decía las cosas sin pensarlas antes, y otra vez, estaba cometiendo el mismo error con el pobre pelinegro, su nueva víctima.

-¿gracias?..- se sentía extraño, sus mejillas se calentaron y subió el libro hasta la altura de su rostro, ocultándolo -¿necesitas algo?-

-tu número de teléfono- respondió, sumergiéndose ambos en un silencio que empezó a poner ansioso al castaño mientras spreen volvía a sonrojarse -me llamó juan- cambió de tema rápidamente. -¿puedes decirme como te llamas tú?-

juan estaba atento, perdido en su belleza.

-no- respondió a secas, tratando de no sentirse avergonzado ante esa atención en él.

-bueno, creo que fue suficiente- ari se levantó de su asiento y tomó la muñeca del castaño para llamar su atención, no podía seguir viendo como seguía asustando al chico y cómo se estaba ridiculizando -por tu propio bien, deberíamos irnos y jamás regresar-

juan miró al chico y mordió su labio inferior con duda, no quería irse, quería saber el nombre de su nuevo crush, era información totalmente necesaria, no podía irse sin saberla.

-spreen, terminé con los libros de esta mañana, ¿hay algo más que deba hacer por el momento?

rivers apareció al lado del mencionado, tomando asiento en la otra silla frente al escritorio, viendo con cierta sospecha al par de adolescentes.

-¡te llamas spreen!- juan sonrió, soltándose de ari, quien no había dicho nada desde que la chica apareció.

-bonito, nombre, spreen, ¿quieres salir conmigo, spreen?- su nombre sonaba bien, quería repetirlo todo el día. un chico guapo necesitaba un buen nombre, y spreen lo tenía.

justo como me gustan.

-uhm...buscaré algo que hacer allá atrás entonces- rivers señaló con su pulgar hacia los estantes y empezó a caminar, huyendo de esa situación.

-creo que también buscaré algo que hacer allá atrás- dijo ari después de peinar sus mechones con sus dedos, siguiendo a la chica con una sonrisa.

juan seguía sin despegar la mirada de spreen, ansioso por la respuesta que le daría, ahora no podía negarse, ¿cierto?

-¿otra vez te refieres a comer algodón de azúcar?

-no, hoy me refiero a comer manzanas acarameladas, todos los días es diferente.

-lo siento, no me gustan- rechazó, sin embargo, la sonrisa en el castaño seguía intacta.

-entonces un helado, a todos les gusta el helado.

spreen suspiró sonoramente y negó, regresando a su lectura con la esperanza de que juan se fuera así como el día anterior. la propuesta era tentadora, salir de esa aburrida biblioteca sonaba bien, pero algo le decía que si aceptaba, juan no lo dejaría en paz nunca, y no, no necesitaba a un chico detrás de él todo el día.

-estoy trabajando.

-intentaré mañana- murmuró el menor, alejándose del mostrador sin más, dirigiéndose a uno de los estantes para tomar de nuevo el mismo libro del día anterior con la esperanza de que ahora si leería el libro y no se distraería con spreen.

claramente, falló.

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-no es un mal chico.

spreen dirigió su atención a su compañera de trabajo al escuchar su voz, dejando que se sentara a su lado.

-ayer me invitó a salir también- comentó, deduciendo que se refería a juan -en mi vida lo había visto, no entiendo de donde sacó tanta confianza, es raro- miró la hora en su reloj, percatándose de que ya casi era la hora de por fin cerrar e irse a su casa.

-solo le gustaste-se encogió de hombros -lo conozco, vamos juntos a la escuela, pero no somos amigos.

-¿qué sabes de él?

-no mucho, solo que es muy enamoradizo, es simpático con las personas, y le gusta leer libros tontos.

spreen asintió, aunque era muy poca información, no iba a indagar más, no quería parecer interesado, porque no lo estaba.

claro que no.

-¿y la chica con la que vino? ¿es su hermana?

ajá, nada interesado.

-ugh, no, es arigameplays, su mejor amiga- rodó los ojos -es un año mayor que juan y yo-

-se fue detrás de ti.

-sip- suspiró, guardando sus cosas, casi lista para irse -creo que tiene una estúpida apuesta y debe hacer que caiga por ella, ¿no es ridículo?- acomodó la correa de su mochila en su hombro, recordando haber escuchado a sus compañeras de años mayores hablando al respecto con ari. parecían niñas -la tonta no sabe que yo sé sus intenciones, así que solo me divierto con las cosas que me dice- rió.

spreen rió también mientras negaba con la cabeza ante tal estupidez, en definitiva, ese par era interesante de alguna extraña manera. hasta cierto punto, juan le causaba un poco de curiosidad, nunca había conocido alguien tan directo, ¿de verdad gustaba de él? a lo mejor solo era atracción física, no sé conocían en lo absoluto, así que no habían más razones. aún así, muy difícilmente alguien lograba ser tan seguro y eso lo desconcertaba un poco, no estaba acostumbrado a eso. solo debía ignorarlo y se iría.

no es como si juan lo fuera a invitar a salir a diario...¿verdad?

la librería ★ spruanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora