seis

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-juanito, ¿en serio no iras hoy a la biblioteca?

-no- respondió con un pequeño puchero en sus labios, cubriéndose completamente con su sábana azul de estrellas favorita -no iré nunca más.

ari frunció el ceño, pareciéndole muy extraña esa actitud puesto que, juan era el más interesado en ir. al principio creyó que había tomado esa decisión porque su enamoramiento fugaz por spreen ya había pasado, sin embargo, su naricita roja y puchero denotaba que había estado llorando, llevándola a la conclusión de que ese feo chico del mostrador le había hecho algo a su mejor amigo, y eso definitivamente la hizo molestarse.

-¿qué te hizo el amargado ese?- preguntó con tono molesto, observando a juan asomar sus ojos fuera de su sábana.

-él me dejó plantado ayer- agachó la mirada con vergüenza -aceptó salir conmigo después de su trabajo, lo esperé, pero se fue sin avisarme mucho antes de que terminara su turno, lo iba a seguir, pero se fue muy rápido.

ari suspiró fuertemente y sobó cariñosamente el cabello del menor, notando sus ojitos cristalizados.

-¿quieres que hable con él?

juan negó repetidas veces, solo no volvería a acercarse, se sentía herido, y por muy guapo que spreen fuera, no iba a caer por eso, aunque dudaba que a él le importara, cosa que lo desanimaba un poquito más.

-según mis libros, él debe buscarme- frunció el ceño sin levantar la mirada -pero hasta yo sé que no lo hará- su expresión cambió de nuevo, mostrando lo desilusionado que estaba -¿por qué los chicos de la vida real no son como los de mis libros?

-porque si así fuera, todos serían egocéntricos, mujeriegos, amargados, misteriosos y unos grandes imbéciles- dijo, obteniendo un leve golpe por parte del menor que había salido de su escondite -¡es la verdad!

-no me refiero a eso, esa es siempre su primera etapa- se cruzó de brazos, luciendo un poco más tranquilo que antes -me refiero a que sean dulces, amables, comprensivos y detallistas, ¿es que acaso no escuchas cuando te hablo de mis libros?

ari rodó los ojos y soltó una corta risa, causando que juan hiciera un mohín.

-yo soy así, enamorate de mi y seamos felices juntos.

-ew, no- la miró con asco, haciéndole mala cara -eso sería incesto.

ari soltó una sonora carcajada y rodó los ojos, levantándose de la cama bajo la mirada de su mejor amigo.

-tienes razón- asintió -eres como un hermano menor muy molesto y tonto.

juan le tiró una de sus almohadas, golpeándola en el pecho, pero la mayor ni siquiera se movió, aún con esa sonrisa arrogante en su rostro.

-no voy a recoger esa almohada, desde ya te lo digo.

-vete de aquí, no me ayudas en nada.

-bien- se encogió de hombros, caminando hacia la puerta de la habitación -iré a la biblioteca, por si te interesa.

juan mordió su labio inferior con duda, también quería ir, pero su corazoncito estaba dolido, así que debía ser fuerte a pesar de que se moría por ver a spreen.

-¡espera!- la detuvo segundos antes de que cerrara la puerta -si spreen pregunta por mi, me dices, ¿está bien?

-solo ven conmigo, no me dejes ir sola, será raro que llegue así como si nada.

-no quiero- volvió a cruzarse de brazos, casi haciendo un berrinche. -además, tú te la pasas con rivers de todas formas, no es como que me necesites.

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