spreen, "voluntario" en la biblioteca central del pequeño y rústico pueblo al que se acababa de mudar gracias a sus padres. se hacía llamar "voluntario" a sí mismo para no tener que enfrentar la terrible realidad de que al ser hijo del dueño, estaba obligado a trabajar ahí sin ningún tipo de paga; estaba un poco molesto, estar ahí no era algo que lo tuviera emocionado, no estaba acostumbrado a ese tipo de ambiente tan tranquilo. el lugar no se llenaba tanto, nuevas personas llegaban todos los días en busca de algunos libros para pasar el tiempo, a excepción de cierto chico en específico que empezó a llegar cada día con la intención de llamar su atención, siendo ruidoso e insistente, creando disturbios a su alrededor.
juan, lector empedernido de libros románticos y de fantasía. cuando supo que abrirían una biblioteca en el pueblo, no dudó ni un segundo en ir a conocerla tan pronto estuviera habilitada para todos, estaba cansado de leer en su computadora, eso solo terminaba dañando sus preciosos ojos, así como decía su madre. y vaya sorpresa se llevó al entrar por primera vez a la biblioteca y encontrarse con el chico del mostrador que jamás había visto por ahí, dejando en segundo plano su obsesión por los libros, porque desde ese día, decidió que ese guapo chico sería su nuevo motivo para visitar la biblioteca.
—¿necesitas que te ayude en algo o vas a pasar todo el día viéndome desde ahí?
—¿quieres salir conmigo?
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