diecisiete

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las cosas se habían puesto un poco tensas entre juan y spreen, y en esta ocasión, spreen realmente no tenía la culpa.

a pesar de no ser el causante del daño, se sentía con la responsabilidad de pedirle disculpas, solo que no sabía cómo hacerlo, se sentía un tanto nervioso al respecto.

mordió la goma de su lápiz mientras observaba hacia la puerta cada cierto tiempo, ya era el segundo día en el que juan no se aparecía por la biblioteca, tampoco respondía sus mensajes, ya solo tenía como última opción ir directamente a su casa para hablar con él y aclarar todos los malos entendidos.

el día pasó con total calma, spreen se decidió por preguntarle a rivers sobre la dirección de juan, la cual, le proporcionó sin mucho problema, y solo esperaba que juan al menos lo escuchara y así poder llevar de nuevo su rutina en la que se veían a diario en la biblioteca, pasando un buen momento sin necesidad de hablar, simplemente disfrutando de su compañía.

-¿crees que juan si quiera recibirme cuando vaya a su casa?- preguntó por tercera vez, nervioso. nunca había hecho algo como eso, pero no quería solo dejarlo así, el desastre de sus amigos debía de solucionarlo.

rivers rodó los ojos y asintió, terminando de ordenar las últimas mesas.

-a menos que te encuentres con ari y no te deje entrar- comentó.

-no digas eso, lo que menos quiero es tener que discutir con ella- bufó dejándose caer sobre su silla, tapando su rostro con su antebrazo con cansancio.

-para tu buena suerte, ari viene en camino, saldré con ella, así que tienes pase libre a la casa de juan.

spreen apartó su brazo y sonrió, sintiéndose esperanzado. terminó de arreglar su escritorio y cuando todo se encontraba en orden, la campana de entrada sonó.

-vámonos, rivers- dijo ari al entrar, ignorando completamente a spreen, quien de seguro, la miraba con disgusto.

-¿no puedes esperar afuera? acabamos de hacer limpieza y..- se detuvo, dándose cuenta de que detrás de la rubia, juan se encontraba en total silencio, viendo directamente hacia sus pies -juan...- hizo amago de acercarse, pero ari le dió una dura mirada, causando que se detuviera de golpe.

-no viene aquí a verte, solo vinimos por rivers- explicó la chica, viéndolo con molestia.

-sabes, juan también puede hablar, no es necesario que me digas a qué viene o a qué no- estrechó los ojos, viéndola con un evidente ceño fruncido.

-sólo vámonos- dijo al fin en voz baja el castaño, jalando con incomodidad la sudadera de su mejor amiga.

había estado evitando a spreen, algunas inseguridades en cuanto a él mismo aparecieron y ahora sólo podía sentir vergüenza. los amigos de spreen tal vez tenían un poco de razón, y ahora no sabía cómo olvidarlo o pasarlo por alto; todavía le gustaba mucho el pelinegro, solo que ahora no sabía cómo debía acercarse sin parecer un tonto.

-nos vemos mañana- rivers se despidió un poco incomoda de spreen agitando su mano, yendo hacia la puerta con ari a su lado y juan tras ellas.

-juan...deja de ignorarme- volvió a hablar spreen, su voz escuchándose cada vez más apagada, importándole poco que rivers y ari tuvieran que escucharlo de esa forma -mis amigos se fueron, no volverán a molestarte, lo prometo.

-e-está bien- asintió sin apartar la mirada -no hiciste nada malo.

-entonces hablemos, vamos por algo de comer, lo que tú quieras, yo invito- sonrió débilmente.

ari suspiró sonoramente y negó con la cabeza, conociendo a su mejor amigo, aceptaría.

-yo no...no sé, es que-

-juan, deja a este idiota ¿está bien? si no quieres ir con él, solo dile que no y ya, de todas formas íbamos a ir a la feria, te prometí un algodón de azúcar.

-¡deja de meterte!- spreen exclamó, desesperado por tener que lidiar con la rubia, ¿quién se creía de todas formas? -necesito hablar con él y ese no es tu problema.

-dejemos que hablen, es cosa de ellos, no tuya- rivers le susurró, tomando su mano para empezar a caminar, pero ari se soltó.

-¿no es mi problema?- rió con sarcasmo -juan nunca se había sentido tan mal por alguien, así que felicidades, eres el primero.

-ari...- juan trató de intervenir, solo quería irse y disfrutar con sus amigas, no necesitaba más problemas.

-tú y tus odiosos amigos arruinaron algo que él trató de mantener por mucho tiempo a pesar de las cosas que tiene que escuchar de los demás, ¿no crees que hicieron suficiente? juan no necesita a un chico como tú.

-¿cómo yo? ¿exactamente cómo es eso?

-idiotas, del tipo de superficiales que solo buscan dañar a los demás sin importar qué con tal de tener algo de qué reírse.

spreen ardía en furia, no estaba pensando con claridad, solo quería responder a todo con lo que estaba siendo atacado, llevándolo a decir una muy pésima respuesta de la que se arrepintió demasiado rápido.

-así cómo tú que solo sales con rivers porque fue una apuesta con tus amigas, ¿a eso te refieres con lo de tener algo de qué reírse? eres la menos indicada, ari.

juan miró con expresión confundida a su mejor amiga, ¿de qué estaba hablando? ari nunca sería capaz de eso, la conocía muy bien.

rivers no podía creer que realmente se lo dijera frente a otras personas, ¿cómo se le pudo salir algo así?

-tú...tú solo cállate, spreen.

ari vió a rivers quien se mantuvo mirando hacia el suelo, trató de formular una excusa que sonara creíble, pero nada salía, sumergiéndose en un abrumador silencio que estaba empezando a sofocarlos a todos con el montón de dudas al respecto.

-perdón...solo lo dije y...y no lo pensé- spreen se disculpó de inmediato, más no obtuvo una buena respuesta de nadie.

rivers sólo negó con la cabeza, viéndolo, y salió rápidamente de la biblioteca sin decir nada.

-¿es eso cierto, abi?- juan le preguntó, preocupado y con un leve dolor en el pecho, su mejor amiga no podía ser así -¿de verdad hiciste algo como eso? ¿a rivers?

-juan...te veo en casa, ¿está bien? hablaremos luego de esto- fue lo único que dijo antes de salir tras la castaña con desesperación.

spreen sabía que lo había arruinado en grande, porque si antes no habían motivos para ser odiado, ahora sí que los habían. rivers estaría muy enojada, ari de por sí ya lo odiaba y juan...bueno, juan parecía demasiado triste, y eso era mucho peor.

-¿por qué dijiste eso?

-se me salió, yo solo..

-¿entonces si es cierto?

el pelinegro despeinó su cabello con frustración, temeroso bajo la decepcionada mirada del menor.

-rivers ya lo sabía...no tuve que decirlo yo, lo sé.

juan asintió lentamente, tan decepcionado de su mejor amiga, no quería creer que realmente tuviera ese tipo de intenciones con alguien como rivers.

sin decir nada más, se dió la vuelta, todavía muy confundido con toda la situación. no tenía ganas de hablar con spreen, ni con ari, ni con nadie; solo deseaba quedarse encerrado en su habitación hasta que toda esa tristeza se desvaneciera por completo.

sabía que no debía salir de casa.

spreen sintió una opresión en el pecho al verlo irse en ese estado, incapaz de seguirlo, y ahora, más decidido que nunca, encontraría la manera de recuperar la sonrisa de juan, y de disculparse con rivers.

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