¿Emociones nuevas?

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Después de un año de haberlo conocido él le propuso matrimonio a mi madre, se casaron y aún así seguían igual de enamorados que cuando se conocieron. Ambos trabajaban, pero la mayor carga de trabajo se la llevaba Marck; ya que él era dueño de la importante firma de abogados más reconocida en todo el mundo Kirkland & Ellis, sin duda no fue nada fácil conseguir ese lugar, pasó por momentos demasiados difíciles, pero cada sacrificio tiene su recompensa ahora lleva una buena vida sin dejar de esforzarse.

Nuestra primera salida de vaciones se tomó el tiempo para contarnos como fue que logró ser el dueño de dicho bufete, también me contó como "supuestamente" había conocido a mi madre, que curiosamente él fue quien se encargó del divorcio de mis padres. Si que amaba su trabajo, pues no tardaron tanto en divorciarse, hizo el trámite demasiado rápido.

Hasta ahora después de casi ya cuatro años que lo conocí él y yo hemos sido inseparables. En parte me sentía mal, Marck hizo y hace cosas por mí que ni mi propio padre al menos intentó, me sentía protegido junto a mi madre y junto a él, sentía que en serio era feliz.

¿Qué es lo peor que un padre experimenta durante la adolescencia de su hijo?, esta era la peor etapa que comenzaba a vivir. Todo el día me sentía con distintos cambios de humor, a veces hasta era insoportable para mi el no saber como controlarlos. Marck era la persona mas paciente que había conocido, ya ni mi propia madre me aguantaba como lo hacía él, pobre... Cuanta frustración le hice pasar...

—¡Ya les dije que no quiero ir!— Sentencié molesto.

—Cariño...Necesitas distraerte, todo el día te la pasas encerrado.— Persuadió tranquilo, su tranquilidad a veces en serio me irritaba, al menos en esos días.

—¡Pero yo no quiero ir.!— Alcé la voz molesto. Era cierto, no me gustaba salir, mi adolescencia se resumía en leer, ver novelas todo el día, algunos que otros días estudiaba si lo consideraba necesario... Y a veces salía con Tae solo porque me compraba comida deliciosa.

—¡Park Jimin!— Gritó mi madre caminando hacía nuestra dirección, mi madre en serio que daba miedo. Cuando estaba de buen humor era la persona más linda, tierna y comprensiva que te podrías encontrar, pero si la agarrabas molesta su temperamento terminaba contigo en cuestión de segundos acatando las ordenes que te daba, Marck ya lo comprendía muy bien.

—Nadie te preguntó si quieres ir o no. Vístete y arréglate porque en media hora nos vamos.— Salió molesta, pero ay dios, quien me manda a abrir mi bocota desafiando a mí aterradora madre.

—No pienso arreglarme.—Susurré para mí mismo pero no pensé que mi madre había escuchado. Marck solo me miró nervioso, al levantar la vista entré en pánico cuando la ví acercarse a nosotros de manera autoritaria

—¡Ay dios Jiminnie!—Exclamó Marck azotando levemente su mano contra su rostro.

—¡¿Qué fue lo que dijiste?!— Me miró molesta.— Nervioso negué

—Nada mami, dije que ya me voy a cambiar.— Reí nervioso.— De hecho es un hermoso día para salir. Vamos, vamos ya.— Salí casi corriendo de la habitación

Marck solo veía divertido la escena. —Cielo.— Llamó este.—No hay necesidad de recurrir a los gritos, ven aquí.—La tomó de los hombros y le plató un beso demasiado lindo en la frente, yo veía la escena enternecido desde el baño. Internamente solo me reía por como mi madre se enfadaba si algo no salía como ella quería.

Pero en serio estos malditos cambios de humor comenzaban a irritarme, a veces me reía como todo un loco, otras veces me molestaba con todo mundo por nada y las últimas solo disfrutaba mi juventud.

En el colegio era más distinto, le hablaba a casi todos, pero solo tenía un amigo, más bien mi mejor amigo TaeTae. Tan parlanchín, Tae era un amor de persona, algo parecido a mi madre, solía regañarme sino comía a mis horas, siempre cuidaba de mí, él me ayudaba a las materias que más se me complicaban.
Siempre estábamos juntos todos los descansos y hasta compartiamos clases.

Algunas veces los chicos de fútbol americano nos saludaban, pero había uno en excepción que llamó mi atención... Jungkook. Cada vez que cruzabamos miradas me veía como si quisiera asesinarme, si las miradas fueran balas yo estaría como coladera gracias a Jungkook. Yo nunca me dejaba intimidar por nada ni por nadie, siempre lo veía de arriba a abajo con desprecio y me iba satisfecho. Últimamente Tae lo miraba mucho... Noté que ambos se coqueteaban, pero no quise preguntarle para no incomodarlo.

—Tae—Llamé y enseguida me miró.

—¿Sí?—Respondió neutral.

—¿Qué se traen ustedes?— Pregunté curioso, señalando con la cabeza a Jungkook y a él.

—¿De qué hablas?—El castaño se cohibió y agachó la mirada nervioso, sabía que algo me ocultaba.

—No te hagas el despistado— Dije en un tono divertido.—¿Te gusta?—

—¡Ay ya Chim!— Salió corriendo con el rostro rojo a más no poder. Yo sólo reí por la situación.












The desire to be with you. [Yoonmin]✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora