CAPÍTULO 4

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Buscándote con GPS...

Mi Debilidad – María Becerra

Génesis

Tras pasarnos toda la noche sobrevolando África, llegamos a nuestro destino. Dormí las dos primeras horas y luego me pasé en vela todo el trayecto. Decidí que para matar el aburrimiento escribiría un poco en el diario que me traje para el viaje. Quería tener un recuerdo material más personal y se me ocurrió lo del diario. Uno donde cada día o cada dos narrase todo lo que nos pasaba. Llené casi diez páginas solo hablando de Marruecos, lo que me dolió despedirme de España y de mi relación con los chicos.

Caminábamos por un largo pasillo hasta que llegamos a las cintas. En las cuales se podía saltar y bueno, los chicos saltaban como niños pequeños mientras la gente les miraba extrañada.

–¿Gen puedes grabarme un segundo? – preguntó Dani a mi lado –. Que Jopa está en el baño.

Asentí y el chico me dio su cámara. Le di al botón de grabar y le hice una señal para que empezase a hablar. Habló un poco de que no tenía voz y de un cartel enorme con una cebra como protagonista que tenía detrás. Las cintas de las maletas comenzaron a moverse y nos acercamos a ellas. La mía y la de Adri fueron las primeras en aparecer. Sentí un gran alivio, ya que si perdía mi equipaje perdería toda la insulina. Y en el parque nacional al que íbamos a ir dudaba mucho que tuvieran esos medicamentos tan necesarios para mi existencia.

Fuimos rápido hacia donde nos esperaba la avioneta, ya que apenas faltaba media hora para que despegara rumbo a nuestro verdadero destino. Un señor se acercó a nosotros preguntando si necesitábamos ayuda. Los chicos, claramente desorientados, hablaron con él. Nos ayudó a llegar después de pagarle diez euros.

Subimos a la avioneta, la cual tenía unas hélices que daban cierto miedo. Me tocó junto a mi hermano y Adri. Jopa y Dani estaban muy ocupados grabando el vlog, así que Borja aprovechó el momento para preguntarme en voz baja:

–¿Te has pinchado? – preguntó y levemente asentí con la cabeza.

–En el baño del avión de antes. A la hora y todo como siempre.

Borja sonrió y luego me besó en la cabeza.

–No quiero que te pase nada – dijo y sonreí.

–Tranquilo. Todo bien. Aunque tengo mucho frío – automáticamente su rostro cambió por completo y apoyó su mano en mi frente.

Miré a Borja, nerviosa. No tenía fiebre, sería el cambio de temperatura. ¿No?

–Adri toca la frente de Gen – pidió a su amigo. Este no tardó en hacerlo y miró a mi hermano de una manera que no supe describir.

–Tienes fiebre eh. Luego tómate algo porque estás ardiendo tía. Enserio – dijo y automáticamente hizo que los que hablaban entretenidos a cámara se girasen.

Crucé miradas con Dani y este parecía preocupado. Apagó la cámara y se unió a la conversación. Hablaron los cuatro sobre qué hacer y pensé en que lo mejor sería quedarme en la habitación.

–¿Y si me quedo en la habitación mientras vais al safari? – me arrepentí cuando lo solté. Porque empezaron a hablar entre ellos. Cosa que me cabreó un poco. Era yo la que estaba mala, no ellos.

Me puse los auriculares para no escucharles más. Me enfadé, por eso, cuando llegamos al destino, no hablé y seguí con mi música. En mi mundo. Ellos grababan otro trozo del vídeo. Configuré para poder oír voces por si me hablaban. Y escuché algo de Adri con españolas. Que pesado, pensé. Anoche ya lo dijo que su objetivo era buscar a la española de sus sueños.

80 DIAS PARA ENAMORARNOS | PlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora