CAPÍTULO 11

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Perdidamente - Maria Becerra

Génesis

Islas Mauricio

Observaba el cielo sentada desde el balcón de la habitación. Estaba precioso, en España normalmente no se veían así. Tenía algo de frío, el viento me golpeaba suavemente el cuerpo. Subí los pies a la silla para poder rodear mis brazos en las piernas. Apoyé mi cabeza en mis rodillas y echa una bolita, miraba a las gaviotas sobrevolar la isla.

–¿Podemos hablar Gen? – preguntó Dani detrás de mí.

No dije nada, pero él se lo tomó como un sí. No me defendió delante de los chicos. Para cualquiera le parecería una tontería, pero para mí no lo era. Cuando estábamos los dos solos dijo que no hacía falta que me subiese. Pero en cuanto aparecieron las insistencias de nuestros amigos y mi hermano – sobre todo mi hermano el muy pesado – no dijo nada. Calló y grabó la escena. Haciendo que el mareo, que llevaba desde poco después de estar con las tortugas, subiera y me encontrase peor.

Se sentó en la otra silla. Cruzamos miradas por unos segundos, pero enseguida la desvié hacia el horizonte.

–Siento no haberme proclamado al respecto – dijo casi en un susurro –. Lo siento – añadió.

Le miré. No llevaba la gorra, algo que era como un básico para él. Iba con el bañador, estuvimos después de la excursión y la tortura en la piscina. Yo ya me había duchado y vestido para irnos a comer. La comida no estaba decidida aún, pero la cena estaba más que claro que la pagaría Dani. Era lo que prometió y como fallara, probablemente me sentaría peor que lo de la mañana.

–Entiendo que no vayas a decirme nada – se levantó de la silla bajo mi mirada.

No dije nada. Esa vez fui yo la que se quedó callada, hasta que me salieron las palabras.

–Espero que la cena que me debes valga la pena – murmuré.

No vi su reacción, pero sé que me escuchó. Quizá había sido dura, pero había cosas que me molestaban mucho y una de ellas era esa. Que a solas me besara, me consolara cuando rompía a llorar y que fuera un amor de persona. Pero que con ellos delante no dijese nada y lo grabara, me sentó muy mal.

Adri

Estábamos en la habitación tan de chill Jopa y yo tumbados en la cama. Después de estar en la piscina un buen rato, fuimos hacia las habitaciones para Esa vez compartíamos él, Génesis y yo habitación. Debido a que la de Madrid no se hablaba con Plex ni con su hermano. Porque el primero no dijo nada cuando su hermano y nosotros empezamos a insistir en que se subiera a la – tal y como la llamó ella en la piscina – 'cosa voladora de la muerte'. Con nosotros no estaba tan picada y nos soportaba más que a los otros dos, declaró.

Dani entró a la habitación sin decir nada. Teníamos doble copia de las llaves, por lo que cada uno teníamos la llave de la habitación de enfrente.

–¿Ey qué tal...? – comenzó a hablar Jopa, pero Dani nos ignoró completamente y fue hacia el balcón, donde estaba Gen desde hacía un buen rato.

Me puse a grabar con el móvil la escena. Se oía un poco. A los pocos instantes llegó Borja, quien también estuvo atento a la conversación de ambos. Cuando Dani se levantó de la silla, disimulé que grababa. Los chicos también disimularon. Gen dijo algo que no oí bien y Dani entró a la habitación.

–¿Y bien? – para mi sorpresa, el primero en hablar fue Borja –. ¿Todo arreglado?

Dani asintió, pero no acababa de verse feliz. Gen seguía ahí fuera sentada. Ni siquiera se giró cuando Dani volvió a la habitación.

80 DIAS PARA ENAMORARNOS | PlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora