CAPÍTULO 6

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Pero es que tú me tienes loca y de lejitos se me nota

Acaramelao - María Becerra

Sudáfrica

Génesis

A la una de la mañana, oí unos ruidos extraños. Me desperté y no vi a mi hermano a mi lado de la cama. Estaba algo asustada por si había salido a la habitación de los otros dos chicos y le había pasado algo, hasta que escuché una arcada proveniente del baño y me tranquilicé. Me levanté para ver cómo estaba.

–¿Estás bien? – pregunté hacia el chico que estaba al otro lado de la puerta.

No oí respuesta hasta segundo después. La respuesta llegó cuando mi hermano abrió la puerta con una sonrisa muy fingida. Se notaba que estaba mal.

–Tranqui tata, todo bien – sonrió.

Le miré, tratando de que me dijese la verdad. Pero no lo hizo.

–Se lo que intentas. Es verdad, estoy bien – me leyó la mente, como siempre. Ese poder de hermanos nos acompañaba desde que yo nací. Nos llevábamos muy poco, nuestros padres no querían que hubieran muchos años de diferencia. A veces nos decían que teníamos como 'conexión de gemelos'.

Cuando fuimos hacia la cama de nuevo, oímos un ruido de fuera. Adri incluso se despertó de los ruidos. Temeroso, se acercó a nosotros casi corriendo. Me puse detrás de mi hermano, quien se acercaba a la ventana para ver la causa de los fuertes ruidos.

Oímos como picaban a la puerta. Fui a abrir, con mucho miedo dentro. Abrí y me encontré con Dani y Jopa. Ambos sin camiseta, la respiración muy acelerada, con las cámaras y unas caras de dormidos increíbles. Pasaron rápido y cerré la puerta con seguro.

–¿Habéis visto que es lo de fuera? – preguntó Dani, a mis compañeros de habitación, quienes estaban pendientes de la ventana.

Se pusieron a hablar y grabar. Me senté en la cama, desbloqueé el móvil y decidí obviar que había un animal desconocido y grande fuera. Si miraba, pillaría el miedo de que pudiera hacernos algo. Ya no solo a mí, sino a los chicos. Les tomé mucha estima a todos ellos. Como Borja se preocupaba por mis dosis de insulina, Adri siendo Adri, haciéndome reír, Jopa siendo el amigo que te agarraba el pelo cuando vomitabas. Y Dani...no podría describirlo con una palabra. Justo él se giró, estaba grabando para el vlog. Me miró con la cámara baja y se sentó a mi lado. Apoyó su mano en mi muslo, aún con la mirada puesta en mí.

–¿Estás bien? – preguntó y asentí con la cabeza. Esa que apoyé en su hombro.

Nos enfocó con la cámara y posé. Dani sonrió y yo saqué la lengua.

–Adri haz captura de esto – dijo a cámara, para que cuando luego el mencionado en la edición lo hiciera.

Adri, aún mirando a la ventana, no dijo nada. Parecía muy embobado con lo que había allí fuera.

–¿Qué hay? – pregunté al de Zamora.

–Un elefante – fue directo al grano.

Pensé que sería un león o algo así, pero un elefante era más sorprendente.

–No pienso salir – dije y él soltó una carcajada. Negó mientras reía. Yo golpeé su hombro, picada.

–Yo te protejo – puso su mano en su pecho, jurando y haciéndome reír.

De nuevo, golpeé su hombro, picada. Pero sonriendo y olvidándome del semejante animal que estaba pegado a la habitación.

Más tarde, los chicos se marcharon cuando el elefante parecía haberse ido. Minutos después de su marcha, me llegó un mensaje al móvil.

80 DIAS PARA ENAMORARNOS | PlexDonde viven las historias. Descúbrelo ahora