𝗧𝗛𝗘 𝗪𝗔𝗟𝗞𝗜𝗡𝗚 𝗗𝗘𝗔𝗗 - Blake 1

𝑪𝒂𝒑𝒊𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟗

La carretera.

— Estoy perdiendo las esperanzas de que puedas oírme. Pero siempre hay una posibilidad ¿no? Esa mínima posibilidad. Traté de hacer todo bien, de proteger a la gente...Traté, Morgan. —Hablaba a la radio en su mano— El grupo se redujo, perdimos a otro, antes de ayer. Fue su decisión, no la culpo...Blake casi hace lo mismo, Morgan. También perdió la fe. Y fue mi culpa...El CDC ya no existe. Conocí a un hombre ahí, a un científico, me dijo algo...él me dijo...No importa. Lo que importa es que nos iremos de aquí. Atlanta murió. Iremos a Ford Bening, nos espera un viaje largo y difícil, quizás más de lo que me imagino. 200 kilómetros, eso nos espera. Estoy luchando por no perder la fe. No puedo. Si lo hago los otros...Mi familia, mi esposa, mi hijo, Blake...La decepcione una vez y casi la pierdo. Ya quedamos pocos, así que debemos estar unidos.

Es nuestra única posibilidad.

. . .

Blake recargaba la cabeza en el vidrio de la ventana del auto. Era el mismo proceso, huir, conducir y parar. La niña estaba decaída, después de lo ocurrido en el CDC, Gleen se mantuvo distante con ella, le hablaba, si, pero con sequedad. Molesto por la decisión que quizo tomar la niña. En cambio ella también se comportaba así, pero con Rick Grimes. Y aun que el hombre estaba al tanto de su enojo hacia él, la había echo acompañarlos en el auto junto a su familia.

Carl veía de reojo a la castaña, pero esta no lo había mirado desde hace tiempo.

— ¿Qué era lo que le dijiste a Eliza? —preguntó el pequeño Grimes a la niña.

Blake volteó a verlo.

— ¿Qué cosa?

— Lo que le susurraste cuando se despidieron.

— Ah...¿Se fuerte?

El pecoso asintió dudoso.

— "Se fuerte" —contestó— Es español.

— ¿Sabes español? —preguntó curioso Carl.

— Sólo un poco —respondió— Mi mamá era de Texas y mis abuelos eran originarios de Mexico. Iba a visitarlos de vez en cuando. —recordó con nostalgia los panes que le horneaba su abuela, aveces ponía atención y se aprendía las recetas, tal vez cuando encuentren un lugar habitable pueda enseñarle a Sofía.

— Eso me recuerda a nuestro viaje al gran cañón. —habló Lori desde el asiento de copiloto.

— Yo no lo recuerdo. —dijo Carl.

— No podrías, eras sólo un bebe. Además no llegamos.

— Te enfermaste. —contaba Rick riendo— Nunca creí que un bebe pudiera vomitar tanto.

— Iugh. —soltó Blake— Seguramente se veía asquerosamente adorable. —dijo en voz baja.

El comentario hizo que las mejillas de Carl se tornaran rosadas.

— Si, Iugh. —concordó Lori riendo— El doctor de Texas dijo que estarías bien. Dimos media vuelta y volvimos a casa.

— No fue divertido entonces. —dijo Carl.

— No, ese fue un gran viaje.

— ¿Podemos ir a verlo? El gran cañón. —pidió Carl— Me gustaría.

— A mi igual —formuló en voz baja Blake— ¿También puedo ir?

— Nunca iríamos sin ti, Blake. —aseguró Rick, viéndola desde el retrovisor.

La niña esbozó una leve sonrisa.

La caravana de Dale se detuvo abruptamente. El chirriante sonido de la manguera dañada se hizo oír. Rick detuvo el auto también.