𝗧𝗛𝗘 𝗪𝗔𝗟𝗞𝗜𝗡𝗚 𝗗𝗘𝗔𝗗 - Blake 1

𝑪𝒂𝒑𝒊́𝒕𝒖𝒍𝒐 𝟏𝟖

Encontrarse

Randal escapó. Otra vez, según las palabras de Shane Walsh. T-Dog metió en la casa a todos apresuradamente, por órdenes de Rick, y atoró las puertas y ventanas. Carl subió a paso rápido al segundo piso, Blake lo siguió también.

El niño veía por los binoculares a las afueras de la casa, suspiró sin ver señales del pequeño grupo que salió en busca del chico, entre ellos Rick.

— ¿Le contaste a papá lo del arma? —le preguntó el pecoso a la castaña, sin dejar de observar por la ventana.

— Se lo conté a Daryl y él le dijo a Rick. —dijo la niña— Resultó ser un chismoso —farfulló.

— ¿Por que no se lo dijiste desde un principio? Tal vez así hubieran matado al caminante a tiempo.

— Rick ya lo dijo, aun que no le creo, no es culpa de nadie. Tampoco tuya, Carl. Lamento si lo hice parecer así.

— Tranquila...Yo me lo busqué. No debí tratarte cómo lo hice.

— Descuida —el niño se volteó a verla. Ambos se sonrieron, pero después la niña aportó una mirada seria y ciertamente tenebrosa— Pero te advierto que a la próxima que me hables así, te irá muy mal, Carl Grimes.

— No pasará. —dijo aún sonriendo.

. . .

La noche era demasiado oscura cómo para ver a lo lejos a los demás regresar. Blake limpiaba el arma que le prestó el líder después de su conversación en la tarde. Se había molestado un poco al enterarse que la niña ya había sido enseñada a disparar un arma sin que él supiera.

Pero le tocó superar.

A los minutos de haber cargado su arma y guardarla en su cinturón, entró Lori a la habitación.

— ¡Blake! —la mujer miró a todos lados de la habitación— ¿Has visto a Carl?

— Se fue hace rato, dijo que iría al baño. —contestó la niña.

— No lo encuentro en ningún lado. —dijo con angustia.

— Tal vez esté enfermo del estómago. —se encogió de hombros.

Lori revisó el baño junto a la habitación y después volvió negando.

— No aparece, no está en ningún lado de la casa.

La preocupación de Lori era tanta que alarmó a la niña— ¿Qué sucede, Lori?

La mujer vió el fuego alumbrar el vidrio de la venta. Blake se levantó rápido y fue hasta allí para asomarse. El granero estaba prendido en llamas, había caminantes por doquier.

Ambas bajaron de prisa al porche con el resto. Se preparaban para defender la granja de la horda. Mientras Lori buscaba con desespero a Carl, Blake se acercó hasta Daryl quien prendía la moto listo para marchar.

— ¿Puedo ir? —preguntó con la mano en el arma. Quizás no seguía molesto.

Dixon giró a verla.

— No. Quédate y no estorbes, niña. —soltó bruscamente.

Quizás si seguía molesto. Aun que si no fuera así, las probabilidades de que el hombre la dejara acompañarlo eran nulas. Daryl arrancó la moto y siguió a la fila de vehículos que iban hacía los mordedores.