Capítulo 4.

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— Parece muerto.

Kim Dan estaba aún durmiendo plácidamente en un lugar que obvio no era su casa, sino la mía. El pequeño idiota podía dormir donde sea y por mucho tiempo al parecer, no le importaba nada.

— ¿Cómo lidiare contigo?

Estaba pensando la manera en decirle lo que había pasado y comentarle que ahora estaba en total deuda conmigo, quería tenerlo para mí. La luz del lugar contrastaba con cada parte de su pálido rostro y le hacía resaltar su belleza. Todos los omegas eran muy hermosos y tenían un olor bastante atrayente.

Su cuerpo es delicado y parece tan frágil como el cristal, la verdad es que este tonto es un Omega muy bonito y no dudo en que varias personas hayan alguna vez puesto su interés en él. Lo ví moverse ligeramente y reincorporarse de manera rápida, observando su alrededor y alterando su estado porque se encontraba en un lugar donde no quería estar. Estaba  punto de levantarse, quedó sentando cuando decidí que era momento de decir algunas palabras.

— ¿A dónde mierda crees que vas?

¿Por qué salta como si lo fuera a asesinar? Es muy tonto. ¿En serio tiene 29 años?

— ¿Por qué estoy aquí? — estaba escandalizado y yo solo quería reir por lo patético que se veía de esa forma.

— He salvado tu maldito trasero Doc. Dan, deberías de agradecerme — su expresión de confusión y temor me hacía querer tomarlo en ese momento. Se veía tan indefenso que deseaba tomar cada parte de él y deleitarme con la delicadeza de su piel y lo suave que era — por ejemplo, puedes hacerme una mamada justo ahora — estaba tan feliz de tenerlo para mí. Este hermoso Omega ahora me pertenecía, era mío.

— Creo que solo me ha llevado a casa, no sé por qué estoy en la suya.

Era tan estresante.

— Fue tu culpa — me acerque un poco a dónde se encontraba, quedando justo a su lado — unos matones estaban allá cuando llegamos a lo que parecía ser tu hogar, ¿en serio vives ahí?

Era asfixiante el recordar ese diminuto lugar llamado casa. Asqueroso también.

— Creo que eso a usted no le debe interesar — ¿por qué se ponía de esa forma si era la verdad?, el lugar es horrible. Por sus gestos parece que quiere llorar, es lamentable.

— Ah, no me importa. Pero que bueno te mudas de esa pocilga, es asqueroso — ahora podía tenerlo viviendo aquí, a bajo mis reglas y condiciones.

— ¿Eso a ti que te interesa? — la cama se sacudió un poco ante el abrupto movimiento que hizo Dan cuando se levantó, parecía enojado — no debes meterte en mi miserable vida, así es como la ves. Por favor. Y gracias por traerme a salvo, nos vemos en el trabajo — estaba bastante sorprendido porque de repente él ya se marchaba de mi casa, ni siquiera iba a preguntar qué pasó con los malditos bastardos esos.

P E T R I C O RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora