Capítulo 2.

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Hace algunos días había firmado mi contrato de trabajo permanente. Yo estaba muy feliz y con entusiasmo le había contado de un nuevo empleo a mi abuela. Ella aún no era consciente de las deudas, pero verla feliz y tratando de salir adelante me decía que todo este sufrimiento iba a valer la pena.

No solo era el fisioterapeuta personal de Jaekyung, sino que ahora atendía a los chicos del Team Black. Lo que generaba era bueno para mis gastos diarios y del hospital.

Y ahora, como su fisioterapeuta personal, me ha pedido que le atienda fuera del horario laboral. Podía haberme negado, pero él menciono que me daría un pago más que extra por haber ido y lo que ahora más necesito es el dinero. Ojalá todo fuera como cuando somos niños, la manera en que ves al mundo diferente y te preocupas por qué juegos vas a realizar con tus amiguitos de escuela. Pero ahora no era así, el dinero es lo esencial en el mundo y de mala manera lo he comprendido; cuando de repente necesite de ingresos para atender la enfermedad de mi abuelita y el hecho de que alguien con más influencias que yo me quitará la oportunidad de un cargo en un hospital reconocido.

— Ay, que nervios.

La espera se me hacía eterna cuando quite mi dedo índice del timbre. Estaba algo nervioso, pero entre más rápido termine mi trabajo, podré regresar a casa y seguir en la búsqueda de un nuevo lugar para vivir.

Mi rostro se sonrojo cuando un chico muy lindo salió, su leve aroma a rosas estaba combinado con un poco de tierra mojada, o sea que era la pareja de Jaekyung.

Dios, que vergüenza, he llegado en mal momento.

— ¿Por qué mierda no te has ido? — me estremecí ante la voz del alfa, el tono irritado no pasaba desapercibido, mi condición como Omega me hizo inclinarme un poco ante el temor que sentí de repente por su voz. Estaba a punto de regresar por dónde vine, pero cuando menciono mi nombre detuve esos pensamientos.

— Entra, Kim Dan.

— Jaekyung, pero tu y yo somos destinados y debemos estar juntos, nosotros...

Volví a sentir un escalofrío que recorría mi piel y penetraba en cada poro de esta, me sentía ansioso y tenía un poco de miedo, Jaekyung antes ya había golpeado a uno de sus fisioterapeutas y yo no iba a ser la excepción.

— Lárgate de aquí su no quieres que te vaya peor — de la impresión, cubrí mi boca con mi mano para no soltar el jadeo de terror que tuve al ver su expresión y la forma en que tomo del brazo al Omega que era su pareja — destinados, pura mierda con esos pensamientos idiotas — ni siquiera podía moverme y solo me dedicaba a observar, era algo que no le agradaba; cuando no podemos contener nuestros rasgos como omegas — lárgate — me sentí diminuto, su voz de mando casi me hace tener un pequeño ataque de pánico ahí mismo. De repente, sentí un tirón en mi brazo que me llevaba del todo adentro de su hogar — tú, ven acá — y salte de la impresión por el portazo que dió, creo que hasta los muebles temblaron. Al parecer iba a morir de un susto con situaciones así — que dolor de cabeza las personas así — cuando me soltó sentí un poco de alivio, pero este no duró demasiado, sentí su pesada mirada sobre mí.

P E T R I C O RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora