Capítulo 3.

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— ¡Con otra victoria más, Jaekyung el emperador gana!

Los gritos de las personas resonaban por todo el lugar y me sentía magnífico. La animación de los demás me colocaba en un nivel de orgullo alto. Haber tenido sexo con Kim Dan me llevo a un nivel de placer que jamás había sentido antes, además sus feromonas eran de lo más delicioso que había percibido. No sé si era muy bueno en el sexo, pero encajamos tan bien y ahora lo quería para mí.

Debo pensar en una manera de tenerlo a mi completa disposición.

Ya llevaba un buen rato escuchando la palabrería de Namwook hyung, pero no me sentía irritado porque me encontraba muy satisfecho.

— Hyung — si obtengo algo de información acerca de Kim Dan puedo utilizarla a mi favor para tenerlo a mi disposición — ¿El Doc. Dan tenía un día de descanso hoy? — quizá empezando por saber un poco acerca de sus días de descanso o sus permisos, pueda comprobarlo. Puede que hyung sepa algo.

— De hecho si es su día de descanso — creo que él está muy feliz con el hecho de que me gusten las sesiones de Dan, siempre le ha sido difícil porque la mayoría eran unos incompetentes para mí — le invite a la pelea pero no iba a asistir de igual forma, además tienes a más personas que pueden atenderte por lo que no iba a ser problema.

— Ah, es eso.

— Pero no pienses mal — si observaba que me molestaba un poco, iba a pensar que cambiaría de fisioterapeuta y eso no le convenía, era difícil que alguien aceptará porque ya algunos estaban advertidos por otros que me han atendido. Malditos cobardes, son unas gallinas — él dijo que iba a buscar un departamento porque el lugar donde está viviendo va a ser demolido. Está muy preocupado por encontrar un buen lugar.

Bueno, no era del todo importante pero era información que podría usar a mi favor.

— Oh, que mal por el Doc.

— Sí, es un gran chico.

Bien, ahora solo falta relacionar esa situación a mi conveniencia. Maldito Omega, que olor tan delicioso tiene.

Habían pasado algunas horas después de la competencia y no podía esperar para proponerle a Kim Dan el mejor trato de su vida. No iba a ser tan idiota de rechazarlo.

Tome mi teléfono y comencé a llamarle para hablar de la situación, quizá sería más fácil convencerlo en persona pero intentaría por teléfono. Si no funcionaba ya vería la forma de hacer que acepte aunque sea deaneda forzada.

— Maldito, ¿por qué no contestas?

Ni siquiera me di cuenta cuando solté leves gruñidos por el enojo que estaba sintiendo, ese maldito Omega estaba terminando con mi paciencia y solo me hacía molestar cada vez más. Volví a hacer otra llamada, ¿me habrá bloqueado?
No, eso era imposible.

P E T R I C O RDonde viven las historias. Descúbrelo ahora