Este es un omegaverse diferente, los omegas son la clase alta y los alfas lo más bajo de la cadena.
Hwang Hyunjin un alfa pobre con la inocencia de un niño no puede evitar observar al bonito omega de su clase Lee Felix, sabe que jamás lo tendrá o es...
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Helado, solo comían helado, pero el chico estaba tan entusiasmado como si aquello fuese una chuleta.
―¿No habías comido helado? ―le preguntó por que lo vió incluso al borde de las lágrimas al dar su probada.
―Sí, pero hace mucho que no lo como, mi mamá no tenía mucho dinero así, que el helado es un lujo para mí.
―Oh bien, ¿y por qué no le pides a la criada que te dé en casa?, Changbin compra helado cuando está cerca del celo (casi siempre) aunque no es tan rico como este puedes comerlo.
―No.
―¿No qué?.
―No puedo comerlo, Seungmin me dijo que... ―¿era correcto informar a Felix de lo malo que Seungmin era con él?, después de todo era su hermanito, ¿que pasaba si no le creía? había conseguido ser un poco más cercano a él apenas.
―No quiere que comas helado y nada ¿verdad?, no necesitas ocultarlo, sé cómo es Seungmin, pero no viviremos mucho ahí, mi padre va a pagar un departamento para nosotros tan pronto entres en celo.
Hyunjin abrió los ojos.
―¿No lo sabías?, tú, mi futuro esposo y yo, viviremos ahí, pero mi padre prefiere que nos mudemos en cuanto tu celo llegue, para evitar que Changbin se caliente.
Hyunjin no podía entender nada.
―¿Tu futuro esposo está de acuerdo? ―preguntó ingenuo.
―Claro que lo está, él es omega, él también tiene celos que yo no puedo apagar y también quiere cachorros, pero él está en el extranjero y no volverá hasta medio año después de que me gradué.
Tragó duro, no estaba seguro de aquello, ni siquiera de hacerlo con Felix, porque él no entendía mucho de sexo, solo quería estar a su lado y ayudarlo, así que no dijo mucho, siguió comiendo su helado mientras le contaba historias graciosas a Felix sobre su vida en el barrio.
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El suelo era frío, pero más fría era la mirada que Seungmin le daba, su rostro estaba sobre el piso de la sala, tenía el pie del menor en la cabeza, mientras le golpeaba con un palo que minutos antes había sacado de una escoba, sentía dolor en la espalda y un gran miedo recorriéndome la piel.
