𝑴𝒊 𝑸𝒖𝒆𝒓𝒊𝒅𝒐 𝑶𝒎𝒆𝒈𝒂 | 𝑯𝒚𝒖𝒏𝒍𝒊𝒙 ⁽ᵒᵐᵉᵍᵃᵛᵉʳˢᵉ⁾

Niño bonito.

Un hermoso niño de ropas blancas con encaje estaba sentado en la mesa principal de invitados, sus ojos miraban fijo a un  par de niños que se golpeaban entre sí de manera bromista, levantaban las pelotas de colores de una enorme tina inflable frente suyo y otro más devoraba un enorme pedazo de pastel en la orilla y de pronto tuvo unas enormes ganas de jugar.

—Los niños como tú no se revuelcan en la tierra —le dijo Changbin, su padre cuando él le preguntó si podía ir a jugar.

—Pero papá, son solo pelotas —susurró.

—Lo sé querido, pero ya no tienes 8 años, un chico de 11 debe portarse a su nivel y siéntate derecho.

Felix miró a su lado, un pequeño Seungmin devoraba un pastel con prisa, pastel que Felix tenía prohibido comer.

“A los omegas gordos nadie los quiere” dijo su padre beta.

Felix cerró los ojos, tenían razón, un niño bonito tenía que obedecer.

—¿Qué me están pidiendo que? —Jeongin miró a los dos chicos frente a él, uno tan brillante como el sol, otro asustado cual cachorro apaleado.

—Cásate conmigo la próxima semana Jeongin —dijo Felix con una voz pausada.

Estaba en una cafetería cerca de su departamento, Hyunjin devoraba unos macarrones y leche, mientras Felix miraba fijo a Jeongin.

—Es por “él” ¿verdad? —dijo Jeongin, Hyunjin levantó la cabeza pero no entendió.

—Sabes lo que pasara si mis padres se enteran que cometí “tabú”.

—Lo sé, quiero ayudarte, pero ¿acaso ya pensaste en mi?.

—Lo hice, lo hice Jeongin y decidí que a mi no me importa compartir con tal de que sea contigo.

Hyunjin miraba a ambos y no podía estar más confundido al respecto, no sabía de qué hablaban, ni por qué estaban tan tensos y mucho menos por que fue arrastrado a ese lugar en cuanto Felix terminó de ducharse.

—Eso suena maravilloso, sólo te olvidas de un detalle.

—¿Cuál? —preguntó Felix expectante.

—No soy un juguete, tengo sentimientos, no puedo sacrificar mi vida para tu felicidad.

—Pero tú ya habías aceptado esto —balbuceó Felix.

—No de esta manera —suspiró Jeongin, se puso de pie —, me iré en unos días, durante esos días tienes que meditar y buscar ayuda o solo acabar con ya sabes que —murmuró.

Jeongin salió de ahí agobiado y asustado, Felix le había llamado a aquella cita para pedirle aquello, para cubrir el hecho que dentro de él un cachorro crecía.

El problema era agudo, si los padres de Felix se enteraban, la peor parte se la llevaría Hyunjin, lo causarían de abuso y “tabú” que era tener sexo con un omega comprometido siendo alfa, la penalización iba hasta 20 años de cárcel hasta la pena de muerte, que siendo los omegas los seres más poderosos, siempre se encargaban que fuese así.

Luego estaba el cachorro, que si llegaba a ser alfa como Hyunjin, sería regalado como perro de cruza.

Jeongin se mordió las uñas, quería ayudar, pero entre más lo pensaba, más amargo se sentía estar en medio de ellos.

Felix suspiró y miró a Hyunjin.

—¿Me amas?.

—Te adoro —dijo el otro terminando su leche.

—Entonces, Hyunjin, vuelve con tu madre...