Massimo
Mi hijo se pasó toda la noche y la mañana encerrado en su habitación sin querer hablarme ni ver a nadie, ni siquiera a Gia, quien es su confidente después de mí.
Anoche no pude responder a su pregunta y el se ha enfadado tanto que no había querido verme desde entonces.
Solo lo pude convencer de salir cuando le dije que Gianna se iría, pero no nos ha hablado en todo el camino y ha tomado una actitud distante y fría.
Oigo a Gia parlotear todo el rato, y debo admitir que ya no me molesta escucharla hablar.
Kaleb nos ignora olímpicamente jugando en un iPad.
– Gia – la interrumpo y ella me observa de inmediato. No le doy tiempo a reaccionar pues la tomo por la nuca y estampo mis labios contra los suyos. Le doy un beso desesperado, ansioso. Ella jadea algo sorprendida pero no tarda en responderme con la misma intensidad.
– Massimo – susurra cuando nos separamos verificando que mi hijo no haya visto nada.
– No digas nada – le doy una pequeña caricia en el mentón y dejo otro beso casto en sus labios antes de acomodarme en mi asiento.
Sus mejillas están rojas y tengo que contener la sonrisa que se me quiere escapar. Es raro verla avergonzada por algo. Imagino que es por el trato que le di después de lo que paso en mi despacho ayer por la tarde.
– ¿Cuándo dijiste que volverías? – cuestiono imaginando miles de cosas perversas para hacerle cuando vuelva.
– Intentare volver en menos de una semana – responde algo agitada y sonrío al ver el efecto que causo en ella.
– Esta bien – asiento borrando las imágenes turbias de mi cabeza al recordar que mi hijo estas a un lado de nosotros. Realmente me sorprende que no haya visto el beso que le di a Gia – Hijo, despega la vista de ese aparato. Quedaras ciego.
– ¿Prefieres que te vea besar a Gia? – cuestiona sin mirarme y sonrío un poco al ver su expresión asesina.
– ¿Estas celoso? – alzo una ceja y el frunce el ceño.
– Si, tú eres mío – gruñe furioso tirando el iPad y estira sus bracitos hacia mi – Tu siempre dices que soy tuyo, entonces tú también eres mío.
– No te enojes – pido poniéndolo en mi regazo.
– Entonces no vuelvas a besar a Gianna, y mucho menos frente a mi – gruñe en mi cuello.
– Esta bien – prometo al verlo tan enojado.
Gianna me mira preocupada por la reacción de Kaleb pero le hago una seña para que se tranquilice.
Es mi hijo y lo conozco.
Se que no le desagrada una relación entre Gia y yo, simplemente no le gusta que nos besemos o demostremos afecto frente a el y es algo que pienso respetar.
Mi prioridad es que él se sienta cómodo.
– No te enojes conmigo, príncipe – pide Gia afectada y el alza la vista mirándola con los ojos brillantes.
– Nunca, contigo nunca, Gia – susurra con pena, segundos después sonríe con malicia – Con papi sí.
Abro la boca totalmente ofendido y ellos ríen con complicidad.
La vista de ellos dos era algo que empezaba a gustarme y nunca me arrepentiría de haber permitido que Gia formara parte de la vida de mi bebe.
– Me voy – gruño fingiendo molestia cuando el auto se detiene en la pista de despegue y bajo arreglando mi traje con dignidad.
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Eterno
RomanceSomos y seremos Eternos. Nuestro amor es eterno, no importa el tiempo, la distancia, confusiones y las circunstancias. Siempre volvemos a ese punto dónde fuimos felices. No importa cuánto cueste. Nuestro amor es Eterno y eso nada puede cambiarlo.