Capitulo 14

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Hanna

Han pasado semanas desde aquel dia, exactamente tres, y Massimo no ha cedido. Por otro lado, papa ha estado actuando muy extraño, no me engaña, se que esta así desde que le conté la verdad sobre mi relación con Massimo.

Me da miedo de que se encuentre decepcionado de mi por todo el daño que le hice a mi ex pareja, sobre todo por la infidelidad.

Se que hay muchas razones que me justifican, la principal es que en ese momento no había una relación formal entre nosotros, pero para mi sigue siendo lo mismo. Aunque también esta el hecho de que el también era infiel...

Sacudo la cabeza borrando esos pensamientos de mi cabeza, debo dejar de vivir en el pasado para enfocarme en mi futuro.

Tengo una presentación en unos meses y las practicas me tienen exhausta. Eso me ha ayudado a no estresarme tanto por el tema de mi hijo.

A veces quisiera que dejara de doler, pero, por mas que intento enfocarme en otras cosas, esa herida siempre esta latente en mi corazón.

— Hija — la voz de papa me sobresalta, volteo para poder mirarlo. Se encuentra parado en la puerta con una expresión seria.

— Papi, no te había visto en todo el dia — me acerco para abrazarlo, y aunque el me corresponde, puedo sentir lo tenso que se encuentra — ¿Sucede algo?

— Tenemos que hablar — responde con el ceño fruncido, nunca me había puesto esa expresión y eso solo aumenta mis nervios.

— ¿Todo bien?

No me responde, solo me señala la puerta indicándome en silencio que salga.

— Papi me estas asustando — digo deteniéndome en el pasillo.

— Solo camina — pide en voz baja.

Asiento.

Me toma la mano llevándome hacia su despacho, la puerta esta entreabierta, cosa que se me hace rara ya que siempre que sale se asegura de cerrar, pero imagino que no lo hizo porque vendría rápido.

— Me quedare en la sala, cualquier cosa solo tienes que gritar — habla rápidamente dejándome confundida y mas asustada.

— ¿Que esta pasando? ¿Para que me trajiste aqui si no vas a entrar conmigo?

— Solo entra, dije que haría todo por ti y yo cumplo mi palabra — me besa la frente antes de irse hacia la sala dejándome con cuatro guardias que custodian la puerta y el pasillo.

— ¿Quien esta adentro?

— No lo se, señorita — responde uno, que claramente esta mintiendo y eso solo me pone peor.

¿Por que me mienten? ¿Por que tanto misterio?

Enpujo la puerta adentrandome con poco valor. Poco valor que casi esfuma cuando veo a la persona sentada en el escritorio con una expresión relajada.

— ¿Que haces aqui?

Alza una ceja.

— ¿No era esto lo que querías? ¿Que me rindiera ante ti como lo hacen todos?

— Lo único que quiero de ti es a mi hijo, nada mas — respondo a la defensiva.

— A mi lo único que me hace estar aqui, frente a ti, es mi hijo — responde sin perder la calma — Lleguemos a un acuerdo.

Mi corazón late emocionado ante sus palabras.

— ¿Hablas enserio?

— ¿Me ves cara de estar jugando? Claro que estoy hablando enserio, mi hijo pidió verte y yo voy a cumplir su deseo — A pesar de que en cada palabra recalca que no lo hace por mi, no puedo evitar sentirme emocionada.

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