Capitulo 20

1.3K 69 9
                                    

Massimo

Me levanto de golpe al escuchar el pequeño llanto que se alza a mi lado. Rápidamente me volteo sobre la cama viendo el diminuto cuerpo que se retuerce sollozando.

— Mamá, mamá — balbucea.

Lo tomo en brazos.

— Tranquilo, pequeño — susurro sintiendo como sus manos me aprietan con ansiedad y miedo. Como si temiera que fuese a desaparecer en cualquier momento.

— Papi, no te vallas — suplica sin dejar de llorar.

— No me iré — aseguro mientras me levanto para mecerlo en mis brazos mientras me paseo en la habitación. Lo siento calmarse poco a poco, pero sigue estando despierto, su respiración me lo indica.

— Quiero a mamá — solloza bajito, casi inaudible.

— La tendras.

No le doy mas detalles, quiero que se lleve la sorpresa de que su mama estará con nosotros en unas horas, apenas esta amaneciendo, así que intento volver a dormirlo. Leo un cuento, lo arrullo, lo paseo por la habitación pero se me hace una misión imposible. No puedo dormirlo, así que me quedo parado frente a la ventana donde ambos en silencio, disfrutamos de la hermosa visión que nos otorga el amanecer.

La sensación de paz no llega por completo, pero si se acerca bastante. A ambos nos hace falta algo, mejor dicho, alguien, que pronto estará con nosotros completando nuestras vidas, como siempre debió haber sido.

— ¿No debes ir a trabajar? — pregunta, su voz mas infantil de lo normal y eso me hace pensar que desde que vio a su mama, volvió a la etapa donde se comportaba como un bebe. Eso no me molesta, al contrario, me alegra que se sienta en confianza con ella para mostrarse como es. Porque a pesar de que le esta tocando crecer muy rápido, amo que solo con nosotros muestre que sigue siendo solo bebe que necesita la atención de sus papas.

— Debo, pero no quiero. Me tomare unos días — respondo sin dejar de mirar los rayos de sol que ya entrar por la ventana.

— ¿Podemos llamar a mama? — pregunta con ilusión.

— Es muy temprano, debe estar dormida todavía. Pero podemos esperar un par de horas.

Asiente, su rostro descansando en mi pecho.

La niñera llega a las siete de la mañana, la hora en la que mi hijo se despierta normalmente y yo lo dejo con ella para que lo lleve a su habitación. Necesita una ducha y alistarse para la escuela, el seguirá con sus obligaciones, yo, por el contrario, me tomare unos días para permitirme disfrutar estar con mi familia.

Tengo un mensaje de Andrei, donde me avisa que Hanna viene en camino hacia Sicilia.

Eso me pone nervioso y contento a partes iguales.

Pensar en que volveré tenerla conmigo me otorga un sentimiento indescriptible, se que no viviremos juntos como pareja, pero tenerla aquí, con mi hijo, es suficiente para mi, por los momentos.

No me resignare a perderla por siempre como pareja, pero tampoco la sofocare con el tema. Quiero que sobre todas las cosas, ella se sienta tranquila. Ademas, todavía recuerdo que cuando la vi por primera vez después de los cuatro años que pasamos sin vernos, me dijo que ya no me ama. Una parte de mi quiere creer que sus palabras son ciertas, que no me ama y me ve solo como el padre de su hijo, pero en la otra parte de mi, aun alberga la esperanza de que me ame aunque sea un poco.

Pronto lo descubriré.

Cuando bajo para desayunar después de tomar una ducha, ya mi hijo me espera sentado a mi derecha, con su uniforme puesto, y por supuesto que no podía faltar su ceño fruncido.

EternoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora