Hanna
No paro de llorar mientras me adentro a la casa donde fui infeliz toda mi vida. Mis padres y hermanos no se encuentran en casa, seguro Mario tiene que ver en ello.
Se va dejándome sola y me avisa lo que tengo que hacer por lo que me arreglo el rostro y me dirijo a mi antigua alcoba con dos mujeres siguiéndome, ellas harán mi equipaje mientras yo me pinto las uñas. No se porque Mario me pidió que lo hiciera pero no estoy en condiciones de refutar, cualquier error de mi parte puede ser perjudicial para mi hijo y mi marido.
Les pido perdón en mi mente mientras contengo las lagrimas y me dispongo a pintarme las uñas tanto de las manos como las de los pies.
Luego me quedo sentada mientras se me secan las uñas y veo como las muchachas recogen mis cosas en completo silencio.
— Ayúdenme por favor — suplico sin parar de llorar y ellas niegan asustadas.
— Lo siento niña, no podemos hacer nada por ti, el señor nos matara a las tres — expresa una de ellas.
— Solo deben prestarme un móvil, llamare a mi marido y el vendrá por mi — insisto — El me ama, ¿Saben? Y yo lo amo a el, con toda mi alma, tenemos un bebe y nos casaremos pronto, ustedes pueden irse conmigo si me ayudan.
Se miran entre ellas y cuando me miran a mi todas mis ilusiones se rompen.
Ellas no me ayudaran.
— No, nosotras no podemos hacer tal cosa.
Entro a el baño para limpiar mis lagrimas y me refresco para no verme tan mal, tal vez en la casa allá aparatos electrónicos, llamare a Massimo y me iré de aquí. El se enojara conmigo por no haberle dicho nada antes pero se que no me odiara por siempre.
Nos amamos y saldremos juntos de esto.
Mis esperanzas se rompen nuevamente cuando una de las muchachas me entrega un móvil con una llamada de Mario.
— Eres una maldita estúpida, ¿Creíste que mis empleadas no me contarían tu descabellado plan? Esta me las pagas, como también me vas a pagar el haber intentado contactar al imbécil esta mañana, no creas que no lo note.
Tiemblo sin parar y le pregunto a dios cuanto mas tendré que pasar.
Nunca podre tener una vida feliz y plena. Justo cuando pensé que todo estaba bien, apareció un nuevo infierno desconocido para mi.
— Massimo va en camino a tu casa — informa haciendo que mi corazón lata esperanzado — No hagas ninguna maldita tontería porque estaré escuchando todo, y si se te ocurre meter la pata quien pagara las consecuencias sera este jodido bastardo.
Siento como mi corazón se detiene en el momento que el móvil vibra y una foto de mi hijo en su habitación me hace sollozar. Es el quien nos tiene vigilados, ya me queda mas que claro.
— Estas advertida — me cuelga en el momento en que escucho el timbre y limpio mis lagrimas mientras camino con las piernas temblorosas hasta la entrada.
Tomo aire, me preparo mentalmente y... todo se rompe cuando abro la puerta y lo veo, el amor de mi vida, el hombre que amo, el padre de mi hijo.
Esta hecho un desastre y me mira con un odio que me quema el pecho.
Disimulo perfectamente y, de reojo, puedo ver a Mario.
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Eterno
RomansaSomos y seremos Eternos. Nuestro amor es eterno, no importa el tiempo, la distancia, confusiones y las circunstancias. Siempre volvemos a ese punto dónde fuimos felices. No importa cuánto cueste. Nuestro amor es Eterno y eso nada puede cambiarlo.