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Alguien gritaba. Un hombre. Luego otra voz se unió, el ruido llegando a  través de la pared de mi habitación. Me erguí, desconcertado pero muy despierto.

Cinco y quince brillaba verde en el pequeño reloj alarma al lado de mi cama. Maldición, era temprano.

Debido a los hábitos nocturnos de Bible, no conseguí una buena noche de sueño reparador.

Cuando eventualmente regresó justo después de las once, se
encontraba cubierto en sudor.

Caí en la cama más temprano por la noche, y medio dormido arrastré mi lamentable trasero para comprobar si necesitaba algo. Dijo que se iría a dormir pronto, así que regresé a la cama. Pero por horas yacía ahí,
escuchándolo moverse por el apartamento. Vio televisión, habló por teléfono y tarareó por horas. En realidad no me importaba el tarareo. Era algo lindo. Tararear death metal era más una forma de arte de lo que podrías imaginar. Por fin me dormí con algo de Metallica.

Buen Dios, mis sueños fueron extraños.Pero, ¿por qué Bible no podía dormir?

Los gritos se intensificaron. Me arrastré fuera de la cama y corrí hacia la puerta, pijama de franela, cabello pegado por la almohada y todo. Afuera, en la sala de estar, Bible se encontraba de espaldas a mí, de frente a la puerta principal.

Usaba solamente un bóxer negro.
No es que me quejara porque buen Dios, que trasero tenía el hombre.

Casi pierdo la lengua. Hacia el suelo o a mi garganta, no estoy seguro.

Ambos eran fuertes contendientes.

—Incluso si eres amigo de calabacita esta no es una hora adecuada para visitas —siseó Bible.
—¿Quién demonios eres tú y por qué llamas a Build calabacita? —Ese era  Blue y sonaba claramente enfurecido.

Como abrumadoramente enfurecido.

Sin embargo, mi jefe y yo no éramos una pareja.

Solo éramos amigos.

Así que un semidesnudo hombre abriendo mí puerta a horas extrañas de la mañana no era en realidad de su incumbencia.

—Buenos días —dije, quedándome ahí de pie.
Bible me dio una mirada malhumorada sobre su hombro. Tan agradable como era el sofá, probablemente también estaría de mal humor si durmiera en él.

Tal vez por eso permaneció despierto hasta tarde. Ordenó otra cama para la habitación de invitados, pero por alguna razón todavía no llegaba. Esa noche le
preguntaría si quería compartir la mía.

Solo como amigos.

Sus hombros eran un gran distractor, como las manos en sus caderas. Yo no era débil, pero si se encontraba dispuesto a protegerme, le daría la oportunidad de intentarlo. Años atrás, antes de toda la mierda con mamá, yo era diferente, más valiente. Algo sobre Bible me recordó al chico adicto a la adrenalina que alguna vez fui.

Extrañaba a ese chico. Era divertido.

—Lo despertaste, idiota. —Por una vez Bible no sonaba en lo más mínimo tranquilo y despreocupado mientras le reclamaba a Blue—. ¿Tienes alguna idea de cuán estresante ha sido esta mierda para el?
Además tuvo que trabajar hasta
tarde anoche.
Y tan relajado como Blue era sobre el trabajo, ese comentario no era bueno.

—Bib, está bien. Él es mi amigo y mi jefe, Blue.
—¿Blue? —Se burló—. ¿Es con quién hablaste por teléfono en la fiesta?
—Sí.
—Ah, supuse que era una chica.
—Adivina de nuevo. —Blue se abrió paso entre el casi desnudo baterista para empujar una caja de rosquillas en mis brazos. Eran rosquillas de la tienda Voodoo. Mis glándulas salivales trabajaron a toda marcha a pesar de lo temprano que era y la disputa varonil.

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