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Dedos jugaban conmigo.

Dedos habilidosos.

Mi alarma aún no sonaba. Era justo antes del amanecer.
Dormir, no obstante, no era una opción con él despertándome de esta forma. ¿Desde cuándo Bible era una persona madrugadora?

Repuesta: desde que quería sexo.

Dios lo bendiga por sus viles deseos. Yacía sobre mi estómago con él junto a mí, la dureza y el calor de su cuerpo una cosa maravillosa para despertar. Siempre tan suave, me acarició entre las piernas. Trazó con sus nudillos suavemente de un lado a otro a lo largo de la unión
de mi pene. Todas mis partes bajas se tensaron con aprobación. Arqueé la pelvis, dándole mejor acceso a mi pene.

Habíamos arrastrado mi colchón hasta la sala de estar.
Lejos de la destrucción de la estructura de mi cama de madera y anoche nos perdimos en él de nuevo.

—¿Estás despierto? —preguntó, su voz rasposa del sueño.
—No.
Trazó besos por mi espalda, haciéndome poner todo tembloroso. El roce de su barbilla provocando un delicioso escalofrío. Sí, yo todavía seguía medio dormido.

—De acuerdo, no me importa. Sólo necesito algo. No debería tomar mucho tiempo… intentaré no molestarte.
—Mm, gracias.

Su erección pinchó mi muslo. Luego una mano fuerte se deslizó debajo de mis caderas, levantándome.

—Arriba —dijo, deslizando el suave volumen de una almohada debajo de mí—. Esto es dulce. Biu, en serio, tu culo se ve muy bien elevado de este modo.
Dedos húmedos se deslizaron alrededor de mi pene, excitándome como nadie.
Hizo círculos, acarició y estimuló, tocándome tan bien.
Los músculos de mi muslo se tensaron, las rodillas clavándose en la cama.

Maldita sea, el hombre sabía lo que hacía. Me agarré a las sábanas, ya respirando en jadeos.

Sería inútil intentar expresar exactamente cuánto disfrutaba de tenerlo tocándome.

Especialmente cuando mi cerebro se había apagado durante todo eso. Gemí por la decepción cuando aprovechó para masajear las mejillas de mi trasero en su lugar, recorriendo con sus dedos arriba y abajo de mi muslo.

—Más amplio —murmuró, abriéndome más las piernas. El colchón se movió debajo de mí mientras él se instaló en ese lugar. El hombre tenía habilidades.
Hubo el crujido del paquete de un condón mientras él cambiaba para
provocarme con una mano. Incluso con sólo una de sus manos era malditamente bueno.
Luego la cabeza ancha de su polla tocó mi entrada.
Cerré los ojos con fuerza, me presioné hacia atrás contra él, gruñendo mientras se metía dentro de mí. Con su polla llenándome, no quedaba lugar para pensar. Sólo podía sentir.

Tan malditamente bueno.

La forma en que agarró mi culo, sus dedos hundiéndose en mi carne, me daba este diminuto estremecimiento de dolor.
Él era verdaderamente una
experiencia de cuerpo completo, posiblemente involucrando bastante el plano astral. Se encontraban los cinco sentidos usuales y luego algo más que no podía comenzar a describir. Algo adictivo que sólo él podía darme. Si mi cerebro hubiera estado funcionando, habría estado preocupado por esto.Manos grandes me acariciaron la espalda. Luego el calor de su cuerpo me cubrió. Dientes mordiendo el lóbulo de mi oreja, escociendo. Mis hombros subieron y mis músculos se apretaron.

—Ah, sí. Joder, eso es caliente. —
Bible se empujó duro en mí. Como si pudiera llegar mas profundo… sí, como no—. Eres un polvo perezoso en la mañana, Biu.
—Hmm. Anoche hice todo el trabajo en la limusina.

Se rio entre dientes, su pecho moviéndose contra mi espalda. Luego flexionó las caderas, entrando más, luego retirándose, haciendo temblar cada centímetro de mí. Con sus brazos colocados a cada lado de mi cuerpo, procedió a follarme pausadamente en el colchón. Mi culo se movía y no importaba ni un ápice. No con
Bible enterrado dentro de mí. Pareció tomar por siempre para que aumentara el ritmo. Y me llamó perezoso. Necesitaba más. Presionando las caderas hacia atrás contra él, lo insté a continuar. Recibió el mensaje, moviéndose más rápido, más fuerte. El sudor goteó de él, sobre mí.

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