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Mi cumpleaños no se sintió como mi cumpleaños.

Los últimos fueron lindos, salir de compras con Code y salir a cenar con Blue. ¿Pero el de este año? No tanto. Era muy parecido a estar de vuelta con mamá y pegar una sonrisa en mi cara por el bien de Code. Hacer un pastel y luego querer vomitar después de comer la mitad porque era lo que hacías.

Volví al trabajo desde hace tres días. La “intervención” funcionó. Ya no me consentía en maratones de limpiezas locas. Para ser justo, el apartamento no podía llegar a estar más higiénico si lo intentara. No volví a escuchar de el y no esperé hacerlo.

Fin de la historia.

Mi chaqueta tipo top azul y pantalon negro era perfecto para cenar con Blue. Me hizo feliz. La pena podría ser cubierta por un millón y una cosas, incluyendo un pastel.

Jodidas estrellas de rock con sus ridículamente jodidas demandas
conyugales y su increíblemente jodido olor, rostro, cuerpo, voz, sentido del humor, mentalidad, espíritu generoso y todo el resto (no necesariamente en ese orden).
Que los jodan a todos. Pero especialmente al jodido Bible.

Blue venía quince minutos tarde. Tamborileé con mis zapatos en el piso de madera desgastado, golpeé repetidamente un ritmo frenético. Sin necesidad de mencionar de quién podría haber adquirido el hábito.
Quizás esperar afuera era una mejor idea, salir al viento frío. Caminé fatigosamente por las escaleras y salí por la puerta mientras escribía rápidamente un mensaje de texto a Blue, asegurándome que no le hubiera fallado el auto o algo así.

No le pasó eso.

Lo sabía porque él rodaba con alguien por la pequeña zona de césped del frente. No tanto en éxtasis, sino en agonía.
Un montón de agonía, si los quejidos y gruñidos eran alguna indicación. Un ramo de rosas maltratado yacía al lado.
¿Qué demonios?

—¿Blue?

No hubo respuesta.

Parpadeé, comprobando dos veces lo que veía. ¿Ese era en verdad…

—¿Bible?

Sí, Bible y Blue peleaban en el césped del frente. Sangre supuraba de un corte en la ceja de Bible y del labio de Blue. Una marca oscura cubría la mejilla de Bible y la camisa de Blue fue desgarrada. Batallaron, arrojando puñetazos y haciendo ruidos animales.

—Pequeño hijo de puta… —Bible disparó su puño duramente en el estómago de Blue.

El gruñó y contraatacó al intentar patearlo en la entrepierna. Alcanzó el muslo de Bible en su lugar. Dada la manera en que su rostro se retorció, obviamente escocía.

—Eres el imbécil que lo dejó —dijo con desprecio.

Se enfrentaron de nuevo, puños y sangre volando. La bilis quemó en la parte posterior de mi garganta y la tragué. Mierda, mierda, mierda. ¿Qué hago? Agarré el teléfono, marqué el número de Tong.

—Hola, Biu.
—¿Están aquí? Necesito a Pong afuera en el frente, ahora, por favor. De prisa.
—¿Qué está pasando?
—Bible y Blue están intentando matarse.
Hubo insultos y murmullos.
—Estamos regresando. Estaremos allí en cinco minutos. Colgué. Cinco minutos.

Podrían herirse peor en cinco minutos y provocarse un daño real si ya no se lo habían hecho. No podía esperar cinco minutos.
Necesitaba hacer algo ahora.
Acuné las manos sobre mi boca, parándome en el escalón del frente.

—¡Oigan! ¿Qué mierda piensan que están haciendo, par de idiotas?

Blue miró en mi dirección y Bible lo golpeó en la barbilla. Más allá de enfurecidos, cayeron uno sobre el otro de nuevo. Bueno, eso no funcionó.

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