Capítulo 8

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Desperté con una migraña muy fuerte.

Estaba rogando que lo que había pasado tan solo horas antes fueron simplemente una mentira, pero yo misma sabía que era real.

No tenía la fuerza para enfrentar lo que está ocurriendo, no tenía la voluntad de enfrentar a Jan, simplemente quería ocultarme de él, no quería salir de casa porque sabía que me lo encontraría.

Me había roto el corazón de mil maneras distintas, sabía que quizá él no estaría siempre en mi vida.

Quizá mi error fue haberme enamorado de un imposible, de alguien a quien no conozco y que no me conoce, quizá nunca debí creer que él me quería, no debí darles importancia a sus palabras, no debí pensar que lo que decía lo decía de corazón cuando realmente solo lo decía por decirlo.

Me sentía humillada, lastimada, destrozada, solo quería que la tierra me tragara y me escupiera en mi casa al lado de mis padres.

Lo peor es que no podía ir a recibir un abrazo de mi abuela ya que ella estaba en República Dominicana con sus amigas.

Estaba sola, en un país que conocía muy poco y con el corazón hecho pedazos.

Intenté comunicarme con mi madre para mínimo tener alguien con quien hablar y desahogarme, pero era inútil, quizá estaría en alguna junta o elaborando la imagen de un nuevo producto.

Detestaba sentirme así, no me gusta mostrar debilidad, odiaba llorar; eso solo me hacía parecer una persona insegura y yo no quería que la gente me viera de esa forma.

Pensé en llamar a Ximena, pero en estos momentos está de vacaciones en España y por la hora probablemente estaría durmiendo.

Hacía menos de 5 horas desde lo que pasó con Jan, y a pesar de por dentro querer matarlo, por fuera deseaba que hubiera salido corriendo detrás mío, que me hubiera llamado y me hubiera dicho que es su vecina loca.

Pero no lo hizo.

...

Comenzaba a oscurecer y yo ya me había duchado y me puse mi outfit deportivo

Salí de mi departamento y pensé en hacer un poco de ejercicio en la playa, necesitaba despejar mi mente, olvidarme de lo que había ocurrido

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Salí de mi departamento y pensé en hacer un poco de ejercicio en la playa, necesitaba despejar mi mente, olvidarme de lo que había ocurrido.

Necesitaba volver a sentirme viva, porque Jan me había matado.

Comencé a correr en la playa, pero cada lugar que veía me traía la imagen de Jan a la cabeza y las cosas que viví con él en la playa.

Por Última VezDonde viven las historias. Descúbrelo ahora