Capitulo 1

874 170 52
                                    

Las hojas secas crujen bajo los pies descalzos que corren en el espeso bosque que los rodea, la torrencial lluvia les impide ver por dónde o hacia donde van, de pronto se detienen bruscamente al borde de una acantilado, es el fin, los van a atrapar. El sonido de las pisadas de sus perseguidores llegan hasta ellos, ya no hay nada más, el momento de morir ha llegado.

—Ya no tienen a dónde escapar, pero no por eso tienen que morir, o por lo menos no los dos, dame lo que busco y te prometo que lo dejaré vivir —la voz de ese hombre se escucha distorsionada y no logra identificar a quien corresponde.

Un fuerte cuerpo se interpuso entre él y los hombres armados frente a ellos, estaba aterrado, jamás pensó que las cosas terminarían así.

—Yo no tengo nada, eso fue solo un truco barato tuyo para matarnos y lo sabes, pero no voy a permitir que te salgas con la tuya, te voy a destruir, te lo juro.

Una risa grotesca resonó por encima de los truenos y la lluvia.

—Los muertos no hablan y mucho menos cobran venganza —dijo el hombre de negro frente a ellos.

Un trueno y un relámpago iluminaron el cielo durante un instante, opacando el estallido de la pistola al dispararse, una bala se incrustó en el cuerpo de su novio, su grito desesperado se escuchó antes de que el impulso del golpe los empujará a ambos al abismo y los dos cayeron a su muerte…

Jimin se despertó sudando y agitado, otra vez el mismo sueño lo atacaba y como siempre al despertar no lo recordaba por completo, solo la lluvia, los truenos, los rostros borrosos, un grito y después nada más. Cada que soñaba eso se despertaba con la misma sensación de vacío en el pecho, como si su corazón le gritara algo que no lograba descifrar.

Acostumbrado a eso ignoró la sensación y se levantó, vio la hora en el reloj de la mesita al costado de su cama, las ocho en punto, debía apurarse o llegaría tarde. Cuarenta minutos después cruzaba con paso firme los pasillos de la prestigiosa universidad donde estudiaba desde hacía dos años y dónde estaba cursando su último año en la facultad de leyes.

—¡Hey Park espérame!

El grito desesperado lo hizo detenerse y volver el rostro y ahí estaba su atolondrado amigo corriendo hacia él, todavía no se explicaba como alguien tan torpe y olvidadizo había logrado llegar al último año para licenciarse como abogado y especializarse como fiscal.

—¿Por qué la prisa? Aún faltan veinte minutos para que inicie la primera clase.

—No habrá —dijo entre jadeos.

—¿Qué dices?

—Por eso venía corriendo, se me olvidó decirte que el maestro me pidió ayer avisarles a todos que no habría clase hoy, no dijo porque solo que se posponía para la siguiente semana.

—Si serás idiota, ¿cómo se te puede olvidar algo como eso? Todos en el salón te van a querer linchar.

—Lo sé, ayúdame, por favor diles tú, a ti te respetan y no se meterán contigo.

Estaba por contestarle cuando su teléfono lo interrumpió, sonrió y miró con lástima a su amigo antes de darse la vuelta y contestar la llamada.

—¿Qué pasa papá?

—Jimin, tienes que venir a la casa es urgente.

—¿Pero por qué? ¿Qué sucede? —la voz de su padre se escuchaba alterada, y se preocupó.

—Te lo diré cuando vuelvas, por favor ven rápido.

—Está bien.

Colgó con la sensación de que algo malo pasaba, desde que habían  llegado a Estados Unidos después de su accidente, su padre nunca había actuado así. Aunque realmente al inicio no había está de acuerdo en mudarse de país tampoco le importó demasiado, ya fuera en su natal Corea o ahí, seguía atormentando por no poder recordar los últimos meses de su vida antes del accidente, ni saber cómo es que había llegado a esa montaña donde lo habían encontrado después de haber estado desaparecido por tres días junto a su novio.

ต้องห้าม ★Prohibido★Donde viven las historias. Descúbrelo ahora