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Diana:

Las criadas se ocupan de la cama y mi aseo como el pasar el jabón y el cepillo en mi espalda, mientras yo me relajo en la tina, rascan mi cabello esparciendo la espuma y un carraspeo me hace abrir los ojos.

Una de ellas me muestra las opciones de mi armario para el día de hoy.

—¿Qué desea usar hoy, mi reina?

Una sonrisa curva mis labios ,me acerco apoyando ambos brazos sobre el filo de la tina y señalo ese vestido que deja a todas soltar una expresión de sorpresa.



(***)



—Luces sorprendido, Chuck. —Pronuncio al ver la expresión del lacayo tras verme salir de la habitación.

Camina a mi lado rumbo al primer piso.

—No es eso, mi reina, solo...

Me detengo y el también.

—No pretendía incomodar.

—¿Por qué piensas que me incomodas?

Me vuelvo hacia él.

—Hace mucho que no... la veía vestir de ese modo.

Alzo una ceja.

—Si te refieres a un vestido tan colorido y sobre todo rojo, te doy la razón.

Sigo caminando.

—¿Mi desayuno?

—Lo que desea la espera, como usted ordeno. —La respuesta me saca otra sonrisa.



(***)



Desayuno tranquila los huevos revueltos junto al jugo y el pan tostado hasta que dos de los ancianos del consejo deciden aparecer, Roan y Myron cruzan el pasillo que conecta con el comedor y se detienen un momento a ver lo que me encuentro desayunando.

Las miradas se convierten en murmullos hasta que me ven alzar la mano en saludo y ellos la ignoran siguiendo su camino.

Sonrio y llevo otro pedazo a mi boca, sin dejar que me afecte.



(***)



Desde uno de los balcones traseros tengo la vista periférica de los volcanes y área minera.

Mantengo las manos sobre la baranda y le anuncio a Chuck, quien permanece tres pasos detrás de mí.

—Voy a visitar las minas.

El contiene el aliento.

—No estoy seguro si... —Se corrige enseguida. —Debo organizar los preparativos si decide viajar.

—Hazlo. —Le ordeno. —Y en cuanto sea posible, iremos para allá.

—Entendido, reina Diana.

Salgo del balcón, cruzándome a más de los ancianos vestidos de túnicas blancas, esta vez a Theseus y Marcos, los mismos que llevan libros en las manos y tienen los ojos en esta ocasión, al vestido rojo que llevo.

En los zapatos de la Reina (#4 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora