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Chuck:

Me quedo en la habitación con mi reina, no sé en qué momento me meto con ella dentro de las sabanas, pero así lo hago, Diana me rodea con los brazos y apoya la cabeza en mi torso junto a su mano.

De pronto levanta la cabeza y busca la herida en mi mano, la misma que me hice por empujar las puertas del calabozo y la que esta vendada ahora mismo.

—¿Te duele algo? —Pregunta ella.

—Estoy bien, mi reina. —Le prometo, la atraigo más contra mí y mueve las piernas debajo de las sabanas, acercándolas a las mías.

En poco tiempo, cumple mi deseo y descansa.




Diana:

Despierto sin ningún peso a mi lado ni el brazo que me rodeaba el cuerpo hace unas horas, afuera ha oscurecido, pero no tengo fuerzas ni para dar unos pasos, lo del agotamiento no era broma y según palabras de mi médico debo seguir en reposo.

Seguiré en reposo mientras ese usurpador sigue en mi trono.

Las puertas se abren y su majestad ingresa a la habitación, las doncellas también trayendo consigo bandejas con comida.

—Su cena, reina Diana, espero la disfrute.

Agradezco y salen de mi habitación, el medico también, observo la bandeja en silencio y me sorprende que estén mis comidas favoritas, las mismas que debió elegir la reina para mí, pero...

Seguramente Chuck tuvo que ver.

La esquina de mi labio se eleva, cojo los cubiertos y doy el primer mordisco a la carne.



(***)



—¿Quién eres? —Pregunto con los ojos sobre mi médico mientras él toma mi pulso con el raro aparato y toma algunas anotaciones en una libreta.

Levanta la mirada al oírme y me quita el aparato seguramente echo de Arcaría por la tecnología avanzada que maneja.

—Pregunte quien eres.

—Emmet, reina Diana.

—Emmet. —Pronuncio y se concentra en seguir evaluando mi estado, siguiendo con mi temperatura. —No es de Althea.

—No, no soy de Althea, solo tengo conocimiento en medicina y la grata suerte de haber conocido a su reina.

—¿La reina Charity? —Pregunto y asiente con la cabeza, suelto un suspiro. —Supongo que eso explica mi rápida recuperación, debiste aprender mucho de ella.

—Soy un discípulo nuevo, a decir verdad. —Sonríe.

—¿Arcaría entonces?

Me mira a los ojos.—Lavinia.

—Ahora si estoy más confundida.

—Es normal, pero ya que está aquí, reina... quiero agradecerle

Arqueo una ceja.

—Gracias a que intervino pudieron soltarme.

Agrando los ojos. —Ya veo, eres...

La puerta se abre y la reina ingresa junto a Chuck.

—¿Qué sucede?

—Su guardia. —Responde Chuck por ella. —La guardia real de Obsidiana está aquí.

En los zapatos de la Reina (#4 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora