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Capítulo Final:

Chuck:

Los mato a todos, mato a todos...—Myron solloza como un bebe dentro de la celda.

Han pasado tiempo y desconozco que ocurre afuera.

Lucian asesino a todo el consejo.

Joder.

—Y nos matara.

—Silencio.

—¿Por qué estás tan calmado? Hara lo mismo con nosotros.

—No voy a morir. —Le aseguro. —No la dejare sola.

Despierta, nos ejecutara, nos matara.

—Dije silencio. —Alzo la voz y el hombre tiembla.

—¿Por qué?

No respondo y el silencio invade la celda.

—¿Acaso diana está viniendo? —Me pregunta confundido y con mi silencio lo comprueba. —Diana de Obsidiana viene a derrocar a Lucian.

—La reina. —Le corrijo. —Viene a tomar lo que le pertenece.

Myron se queda atónito y escucho los pasos dirigirse hacia nosotros, enseguida reconozco a los rebeldes.

Escupen dentro de la celda y la abren.

—¡Arriba, rápido!. —Ordenan. —Es hora de la ejecución.

El ex consejero chilla e intenta escapar, pero lo detienen, no lucho y dejo que me trasladen a donde sé que me lleven.

Camino los largos pasillos y cuando puedo miro por las ventanas, la luz del cielo está más oscuro que siempre y es normal viniendo de una erupción, de camino aquí con el caballo vi casas destruidas y tuve que cortar caminos para no cruzarme con más devastación.

Myron lucha hasta que nos lleva al jardín, el mismo que está cubierto por multitud entre soldados y gente común, hay una plataforma y una...

Guillotina, joder.

Myron reacciona rápido, intentando huir.

—¡No, déjenme! ¡No moriré!

El usurpador esta vestido con prendas del rey anterior y parado junto al verdugo.

—¡Que le sirve de lección al reino de Obsidiana que yo soy su rey ahora!

¡¿Y porque porto yo la corona?!

La voz, la pregunta... Todos voltean hacia la voz y la veo.

Mi reina.

Esta de parada en el centro, vestida de un traje blanco y como ella misma dijo, lleva una corona con incrustaciones de Obsidiana en ella, su gente responde sobresaltada y se ha hecho a un lado al notar su presencia, miro a los costados con miedo esperando que no esté sola, no lo está.

—¡¿Qué carajos...?

Los rebeldes se ponen en alerta y la guardia de mi reina le responde.

La reina se abre paso entre la multitud, quienes se abren más en su camino con cada paso que da.

Mantiene la mirada en alto y camina sin miedo a nada, mientras la guardia la respalda y el jefe de ella no la deja ir sola.

—¿Cómo carajos entraste a mi palacio?

—Tu seguridad es mediocre y decepcionante aún más viniendo de un hombre que presumía ser superior a mí.

—Estas en mis dominios, Diana. Dime que me impide que lance la orden de que te ejecute.

En los zapatos de la Reina (#4 Amores en la realeza)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora